Está cuajando con fuerza entre los leoneses la historia de salir un día a la calle a no hacer nada, «pero llenos de colores».
No es una carrera al uso, no hay ganadores ni perdedores, no se compite, no se puntúa para nada, no te clasificas para ir a ningún otro sitio, no se sabe el nombre del primero porque no lo hay, no se hace público el nombre del último porque ni él mismo sabe quién es, puedes llevar al perro si el animal quiere, incluso al gato si no huye que ya se sabe que suele estar escaldado de tanta agua hirviendo como le cae... No hay normas.
- ¿No es nada?
- Más o menos.
- ¿Y porqué va tanta gente?
- Porque es de colores.
Tal vez nos estén contandoque están hartos de tantos días grises, de tantas gentes grises, de tantas noticias grises, de tantos telediarios grises, de tantas esperanzas fundidas al gris, de tantas vidas grises vendidas como si no lo fueran, de tantas esperanzas que se quedan en gris, de tantas promesas de colores que sólo eran tonos del gris...
Y toman la calle buscando los colores. Caminan orgullosos con el pelo de color, con el perro de color, con las piernas verdes, con la barriga azul, con la cara arco iris, con la sonrisa verde.
Son soñadores de vidas de colores. Sin más, que no es poco.
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