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La cara y la cruz de la moneda

08/02/2023
 Actualizado a 08/02/2023
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El pasado domingo asistimos a El Toralín, con un clima de incertidumbre y con la obligación de ganar a un rival directo como es el Racing. La moneda está sobre la mesa, es hora de jugar. Las gradas están repletas de aficionados y aficionadas, con muy pocos asientos vacantes. En años pasados, nos recordaría a un ambiente de playoff, pero ni por asomo se le parecía. La preocupación del aficionado sigue latente en el comienzo del encuentro. Se escucha a la hinchada rival, en la misma situación que nosotros, alentar a su equipo y ayudándolo en un desplazamiento vital también para ellos. Con las primeras aproximaciones de nuestro equipo, El Toralín comienza a calentarse. El equipo aprieta, juega, combina, llega y lo intenta, el hincha blanquiazul está contento ya que ve como su Ponferradina persiste y no se rinde, como un buen berciano, como un buen guerrero. Llega el momento del éxtasis, un Paris Adot más reconocible al de campañas anteriores, hace una gran jugada individual y le pone un ‘caramelo’ a un Espiau soberbio. El equipo no se conforma y busca el segundo, y a punto está de conseguirlo, si el poste no se hubiera puesto del lado cántabro. Así concluye la primera parte, el público sonríe, la hinchada rival se apaga, y todo porque a la Deportiva le ha salido ‘cara’. Comienza el segundo periodo, parece que va a ser una continuación del primer acto, pero por desgracia no sería así. El equipo físicamente comienza a mermarse, los primeros síntomas de agotamiento los vemos en ‘la gacela carioca’, Derik ha hecho un derroche físico descomunal y tiene que ser sustituido. A partir de ahí el equipo comienza a sufrir en demasía, comenzamos a echarnos hacia atrás ante la presión del rival, cometemos imprecisiones en los pases y además dejamos vendido a nuestro guardameta a merced de los delanteros de un Racing, que, por fortuna para nosotros, no estarían finos de cara a portería. El público responde, quiere reenganchar y animar a su equipo, aprovechando las ocasiones desaprovechadas por el rival. Pero sucede lo inevitable y lo que se veía venir, el Racing empata. Sale la ‘cruz’, las dudas y los fantasmas vuelven, y la Ponfe termina pidiendo la hora para salvaguardar un punto vital en nuestro feudo. La ‘cruz’ termina confirmándose en el juego de trileros. Queda aún mucha liga, pero también menos monedas con las cuáles jugar.
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