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La canícula saca la variz al sol

14/08/2022
 Actualizado a 14/08/2022
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A la ruralidad nos gusta mucho trajinar la temática de la canícula, porque son de esos palabros que aprenden los veraneantes en la su televisión autonómica para venir por el verano y decirlas con una prosapia en el mostrador que parecen mismisamente los encabezaos de lo suyo, que vete a ver qué será lo suyo.

El caso es que nos da ese azogue y a la calor le llamamos canícula, que no es lo mismo, tiene su cosa. La canícula decía la mi Juanita que es cuando hace tanto calor que los señores obispos —los arzobispos parece que no— se quitan los pantalones que traen debajo de las faldas. «Que digo yo» —decía ella—«¿a santo de qué, nunca mejor dicho, se ponen pantalones debajo de las faldas». Y no es por ser alabanciosos sobre lo que podemos llegar a barruntar (que es un peldaño anterior al saber) de las cosas, pero si nos venimos arriba decimos que eso es un adelanto de lo que se dio en llamar «lo transversal»; es decir, que puede ser cualquier cosa.

Vuelvo al suco de lo que os decía de la canícula y la calor. Llamadle lo que os de la gana, porque aquí rige la ‘Doctrina Santiago El Pastor de Argovejo’, que mantenía que al final siempre «da lo mismo». Y se explicaba, aquellos años que había plagas de topillos: «No hay que preocuparse porque haya tantos, porque lo que ocurre es que la suma de topillos y cabrones es siempre lo mismo, lo que llaman un número fijo. Entonces, si suben los topillos, pues bajan los cabrones ¿Cuál es el problema?».

Si lo sabes, dímelo.

Pues con la canícula y la calor pasa lo mismo. Como la canícula es tan atorrante pues los veraneantes tiran mucho más devariz libre, al aire, para ir a tomar el vino, que no es muy estético, cierto; pero, a cambio, no se ponen calcetines blancos con las sandalias porque sería abrigarse demasiado.

Lo que os decía. Da lo mismo.
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