07/02/2023
 Actualizado a 07/02/2023
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De vez en cuando, en España y en otros países democráticos, tienen lugar las campañas electorales, generalmente unas pocas semanas antes de la llamada a las urnas. Pero en España estamosviviendo una larga e intensa campaña electoral con bastantes meses de antelación, casi medio año antes de las elecciones municipales y autonómicas, y un año antes de las generales. En principio todas las campañas deberían ser parecidas en cuanto al tiempo de duración y en cuanto a las formas. Sin embargo todo indica que ésta es diferente y por eso le llamamos la ‘campañísima’ o tal vez podríamos llamarle ‘la madre de todas las campañas’.
No se trata de simplemente de buscar una alternancia o alternativa al poder existente, como en otras ocasiones, lo cual parece muy normal, sino de echar del poder a alguien a quien no le ha importado llegar y mantenerse en él a cualquier precio y que se supone que no tendrá escrúpulos en hacer cualquier cosa, aunque sea indigna, para seguir gobernando España. No importa pactar con los mayores enemigos de España, no importa la mentira, no importa repartir dinero para comprar votos, aunque sea a costa la ruina de España y de los españoles, no importa apropiarse como sea del mayor número de medios de comunicación… Si a esto añadimos que el pueblo es fácilmente manipulable, poco o nada deberían fiarse de las encuestas quienes ahora las tienen a su favor.
No se trata ahora de pensar qué pasará en el futuro según vaya a gobernar uno u otro de los principales partidos, sino un señor concreto que ha dejado a su propio partido irreconocible. La respuesta a este interrogante no es indiferente, pues cuatro años más en la línea de lo que ahora tenemos, pueden dejar irreconocible a lo que entonces quede de España. Más aun, suponiendo que se produjera un vuelco electoral, podemos preguntarnos si los nuevos dirigentes seguirían conservando lo que ahora critican como desastroso o si van a cambiarlo realmente. Así mismo han de tener en cuenta que la gente, y más en concreto el mundo sindical, que hasta ahora ha permanecido en silencio ante los mayores desaguisados puede incendiar las calles para que ningún cambio sea posible.
Por otra parte el principal partido de la oposición, que desea tener una amplia mayoría para gobernar, olvida que sus cobardías y complejos han alimentado un voto más a la derecha, precisamente porquese ha centrado en la economía o en los aspectos más discutibles de la Agenda 2030, olvidando otras cuestiones ideológicas y morales muy dignas de tenerse en cuenta, como el derecho a la vida.
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