La calle es suya

08/12/2021
 Actualizado a 08/12/2021
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Lo dijo un recordado amo de las calles —«la calle es mía»— y la bravuconada le persiguió, incluso a él tan poderoso,mientras duró su vida política, que fue mucho, pues llegó ‘don Manuel’ a gobernar con los hijos de quienes le habían acompañado en el inicio de su andadura. No sé si tiene algo que ver en su longevidad que estuviera casado con una leonesa y que aquella cojera que hizo tan peculiar su forma de caminar fuera fruto de una caída de la bicicleta cuando cortejaba a su Carmen en la dehesa Maudes, por la comarca de Sahagún.

Venía el introito galaico-leonés a cuento de la posesión y propiedad de las calles. De si alguien puede decir que es suya... y podríamos deducir que no, ya que si no se le aceptó al mismísimo Fraga, que largamente purgó su pena, dudo que hubiera otro con más arrojo para atreverse a decirlo.

Y, sin embargo, en estas tierras sabemos que sí hay quien puede decirlo, porque realmente la calle es suya. Llámese calle, cañada, vereda, cordel o como corresponda, pero es suya. Es de los rebaños de ovejas trashumantes que cada año la toman —cada vez menos, ciertamente— para ir primero de sus dehesas del sur a los puertos de montañay desandar el camino cuando las primeras nieves comienzan a asomarse por encima del cono de la cubierta de paja de sus chozos.

Y debes dejar que sigan su tranquilo caminar, pausado, comiendo arbustos y yerbas de las orillas, pernoctando a campo abierto y también atravesando la Puerta del Sol y Cibeles de la capital, con susHombres Buenos de la Mesta de los Pastores que pagarán sus impuestos por la propiedad, 50 maravedíes por cada millar de cabezas. Lo que sea... pero la calle es suya.
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