julio-cayon-webb.jpg

La ‘balsa de aceite’ del PP

17/01/2021
 Actualizado a 17/01/2021
Guardar
Era cuestión de tiempo –y solo han pasado unos días– que Pablo Casado extrajera la bayoneta de la funda y encarara el pecho o los blandos, la barriga, de Alfonso Fernández Mañueco. ¿Va a por él? Sí. La contratación –en contra del criterio de Génova– del ‘fontanero’ Pedro Viñarás como asesor del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes regionales ha sido, más que el motivo, la excusa. Las aguas bajan turbias.

Mañueco era sabedor de que si se convenía con el ‘jubilado’ Viñarás, Madrid, que se la coge con papel de fumar, se rasgaría las vestiduras para crucificarlo. En el Gólgota o donde procediera, no importa. El proceso, el vía crucis del ‘amo’ autonómico está en marcha y pinta en claroscuro. En palabras del coronel y farmacéutico García Gatón, «el que manda, manda y cartucho en el cañón». Ahora bien, el escandaloso asunto debilita y pone en solfa tanto al PP regional como al nacional. La gente se harta de tanto barullo, intrigas y riñas y, a veces, tira por la calle de en medio y les manda a todos a la mierda. Que también podría suceder a medio plazo.

Lo que nadie discute es que Casado no se anda con tonterías. No parte peras con nadie, que se dice ahora. Ante la actitud rebelde de Mañueco ha activado el Comité de Derechos y Garantías del partido –el de las hostias– que, como se sabe, vale igual para un roto que para un descosido. Depende de cómo sea la avería. El expediente sancionatorio está en curso y en el supuesto de que concluya con la clasificación de muy grave podría conllevar unas consecuencias inimaginables para Mañueco y sus próximos. Desde la suspensión de militancia, hasta la expulsión. Aún así y en un análisis sardinero se supone que ni una ni otra opción estaría nunca sobre la mesa. Pero el miedo es libre. De todas las formas, Mañueco, muy firme y engallado, tampoco se amilana. Ni se arruga. Y como respuesta a la resolución de Génova –que afirma desconocer– dice que quiere a Viñarás a su lado, sea como sea. Acepta el reto.

De manera, que eso de la balsa de aceite en que, cuentan de puertas afuera, se recrea el PP es más falso que Judas Iscariote. Hay tomate y no precisamente del reputado de Mansilla de las Mulas. Y en León, plaza fuerte de la autonomía, la ensalada ya se aliña. Los Majo y acompañantes, incluidos los enfadados con el propio ‘nuncio’ de la Junta, tendrán que retratarse. Sin careta. Como cuando Silván, valiéndose de su ‘padrinazgo herreriano’, apoyó a Casado en detrimento de Sáenz de Santamaría, quien había ganado las primarias en la provincia leonesa para la presidencia de Génova. No obstante, el que lo tiene más jodido, y con diferencia, es el propio Majo por su probada pleitesía a Mañueco. Cuestión de peajes y fielatos.
Lo más leído