La autodestrucción

El soberano repaso que recibió el pasado domingo la Cultural no debe cegar. Lo ocurrido manifiesta dos realidades que a estas alturas tendrían que estar asumidas: en lo concreto, su plantilla es muy inferior técnicamente a la del último rival y, en lo general, a un buen puñado de equipos de la categoría. Con el nombre hace años que no se gana y a esta Cultural no le sobra nada. La oportunidad era de órdago, pero el fútbol y un enorme filial le pusieron en su sitio. Las carencias en la medular volvieron a ponerse de manifiesto en un partido grande que, igualmente, superó a Idiakez, equivocado en la elección y tardío en la reacción. Dirige con la L este vehículo de alta gama y aún parece estar buscando el rumbo tras girar el volante en repetidas ocasiones.

Sin embargo, las opciones de conseguir el siguiente objetivo continúan intactas y el mayor enemigo es la autodestrucción interna, muy propia de nuestra ciudad, incluso más allá del balón. A los de dentro les toca examinar y corregir, y también detectar el origen de las incontables lesiones musculares que tienen mayor amenaza que una goleada en contra. Algunas bajas puntuales en el momento menos indicado pueden arruinar la temporada. Y a los de fuera, practicidad y aliento. La Cultural depende de sí misma y hasta dentro de tres semanas no volverá a toparse con el ogro celtista ya entonces con la lección mejor aprendida. Zamora y Unionistas son otra historia y, además, el feudo zamorano se abrirá para los aficionados leoneses después de un año de encierro. Siempre hay motivos para la ilusión por fuerte que sea la tentación de pensar que está todo perdido. Antes de la negación, practiquen la aceptación.