La antigua mirada en el Bierzo

El castrelín de San Juan de Paluezas es un castro prerromano enclavado en un hermoso mirador que domina el Bierzo

Vicente García
23/02/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Aguas del Sil. | VICENTE GARCÍA
Aguas del Sil. | VICENTE GARCÍA
El Bierzo tiene muchas rutas sencillas y muy visitadas, conviene no complicar mucho los recorridos, ya que es interesante admirar las bellezas de los paisajes que se recorren. Por otro lado los vestigios arqueológicos son numerosos, baste recordar las obras de ingeniería de las Médulas, así como los variados y diferentes castros situados en lugares muy interesantes de la zona. En esta ruta se verá tanto un pueblo en el que nadie vive ya, como las excavaciones de un castro en el que los habitantes vivieron hace muchos siglos.

Desarrollo de la ruta

La ruta comienza en el campo de fútbol de Villadepalos. Es necesario seguir hacia el oeste por el camino de tierra que lo bordea y sale por la zona de vega inundable del río Sil, donde se ven numerosas lagunas y charcas cubiertas de lenteja de agua y verdín, así como chopos caídos. Poco después se pasa por una fea construcción de cemento que era una gravera hoy en desuso. Sigue el camino para cruzar después el río por un puente de hormigón sin barandillas seguido de un resalte de piedras y tierra que parece que el río se lleva cuando hay grandes avenidas. El camino sigue para poco después tomar un desvío a la izquierda por un camino ascendente, en dirección sur tras la primera curva, más estrecho aunque pueden circular vehículos todo terreno.

Tras un tramo de subida se llega a una serie de edificaciones comidas por la maleza y el abandono. Es el pueblo de Peón de Abajo, donde solamente unas pocas casas se mantienen en pie librándose de la ruina. Tiene una buena fuente a la derecha y un estanque. Saliendo de la zona edificada el camino sigue subiendo entrte castaños, robles, madroños y encinas haciendo varias revueltas de acuerdo con la orografía del terreno. En una de esas revueltas se encuentra un camino de descenso al río Sil, con el nombre de la senda de la Patilla, que no se toma. Tras otro tramo de ascensión ya en dirección sureste se llega a una zona de praderas y edificaciones con carteles de prohibido pasar. Se trata de Peón de Arriba, casi a un kilómetro del de Abajo. La ruta continúa sin ningún desvío a no ser que el caminante se quiera dar una vuelta a sacar fotografías de la vista de Toral de los Vados.A partir de un desvío a la izquierda que no se ha de tomar (a no ser que se quieran fotografiar las vistas de Toral) el camino tiene una serie de toboganes, subiendo y bajando distintas vellejas. Se pasa por una construcción de bloques de cemento con varias mesas y bancos, llamada «Finca la Piedad» que es un área recreativa de cazadores.El camino sigue descendiendo a los arroyos y volviendo a subir hasta encontrar un desvío a la izquierda, donde hay una señalización hacia el Castrelín de San Juan de Paluezas, cambiando a dirección norte. A unos ochocientos metros del desvío se encuentra el castro prerromano compuesto por dos zonas diferenciadas y los basamentos de varias construcciones excavadas recientemente. El castro estuvo habitado desde el siglo III adC hasta la llegada de los romanos y merece la pena verlo desde el exterior, aunque el panel explicativo está destrozado. La vista a la hoya berciana es extraordinaria hacia todos los puntos cardinales, y era un enclave excelente para defenderse de todos los que quisieran acercarse con malas intenciones.Para el descenso, entre los dos castros del yacimiento sale una senda en principio poco marcada, entre dos castaños, que luego pasa al lado de un soto de castaños y más tarde se hace más evidente porque es como un surco, que en algunos momentos tiene un fuerte desnivel y suele estar embarrada, por lo que es muy resbaladiza y hay que tener cuidado. La senda llega a otra que sigue el arroyo hasta llegar a un enlace señalizado con postes clavados en el suelo y hay que seguir a la izquierda, en dirección oeste. La senda baja paralela al Sil, con base irregular y muchos árboles caídos interrumpiendo el paso. Pasa por un molino de cemento ruinoso y en un punto llega casi hasta el río pasando por una zona empedrada y otra que hay que ir sobre una base de maderas con pasamanos de cuerda. Al final se llega al puente colgante de la Barca y desde allí por el camino se sigue hasta el campo de fútbol donde finaliza la ruta.
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