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La Agencia Espacial tiene un color especial

11/12/2022
 Actualizado a 11/12/2022
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La portavoz del Gobierno central ha explicado que la concesión por unanimidad de la Agencia Espacial Española a Sevilla se debe a sus «conexiones nacionales e internacionales», además de «destacar por su entorno de investigación empresarial y concretamente aeroespacial que va a contribuir a reforzar la nación sur de España para atraer talento, inversiones y crear fondos de crecimiento social y económico».

Los otros 37 aspirantes se han quedado a la luna de Valencia y León con la miel en los labios. Si el factor decisivo para la concesión de la sede era, además de otros ropajes, lucir el traje de la conexión aérea internacional, ¿qué posibilidades tenía León? Obviamente, ninguna, por mucho que se vistiese de guaperas. La única esperanza cazurra podría ser la de figurar en la lista de los inscritos para la necesidad urgente de remediar la ‘España despreciada’, en la que para su desgracia milita. Porque, si no es un puro bla, bla, bla la promesa gubernamental de dar prioridad a las zonas deprimidas en continua despoblación, estas deberían estar en cabeza ante las oportunidades de repoblación que se presenten. El declive demográfico suele venir acompañado de declive económico. Y viceversa.

Vayamos a los números. Según el INE, la población sevillana no ha dejado de crecer ininterrumpidamente desde 1900, con una población entonces de 555.296 habitantes, hasta 1.957.197 en 2020. En cambio León llegó a su cúspide poblacional en 1960 con 584.594 habitantes, descendiendo paulatinamente hasta 456.237 en 2020. Solo ese último año perdió 5.063 habitantes, el mayor descenso en Castilla y León y de los mayores de España. Se calcula que, a este ritmo, el envejecido y malsano León quedará en pocos años prácticamente desprovisto de dientes, muelas y colmillos. Sevilla no solo tiene un color especial, sino el privilegio de un auge poblacional demostrativo de que no le van nada mal las cosas. Resulta evidente que a las virtudes científicas citadas se han sumado razones políticas. Aparte de que el alcalde sevillano pertenezca al PSOE, el Gobierno central socialista tiene que recuperar la pérdida de su hegemonía electoral en Andalucía. Lo cual deja para mejor ocasión la prioridad en resolver el grave problema de la España despoblada. En tanto, el color leonés es el natural del carbón de sus cerradas minas abandonadas y bosques ennegrecidos.

Por otra parte, como era de esperar, León no ha contado, por mucho que se cacaree, con el apoyo sincero de los capitostes de la Junta de Castilla y León en la que está atornillado desde 1979. Su delegada en León deriva compungida toda la responsabilidad del fracaso leonés al Gobierno central. Infundado es decir que la Junta se haya frotado las manos con la decisión del Consejo de Ministros; pero, sin duda, tampoco se habrá afligido nada por ello. Tanto por la sospecha de criterios ‘ab ovo’ del Consejo de Ministros para otorgar a Sevilla la sede de la Agencia Espacial, como por el papel de la Junta al respecto, el hecho huele a insulto a la inteligencia y cinismo supersónico. Me viene a la memoria a este respecto el dicho atribuido a Nerón, quien, habiéndole pillado su mujer encima de una romana, dijo que se estaba pesando.

A la vista de la decisión del Consejo de Ministros y el embozo de la Junta más el espectáculo grotesco y vergonzoso con que nos obsequian los diputados en cada sesión parlamentaria⸺ yo no sé si ustedes lectores harán en lo sucesivo lo que yo, pero, visto lo visto, a la hora de votar, ni aunque me torturen.
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