Kjelling le pone una Copa al Ademar

El equipo leonés logró su único título copero en 2002, con el lateral noruego recién llegado dando una portentosa exhibición y ganando en la final a un Ciudad Real lleno de estrellas

Jesús Coca Aguilera
28/03/2020
 Actualizado a 28/03/2020
Kjelling es aclamado por la afición durante la recepción en San Marcelo. | MAURICIO PEÑA
Kjelling es aclamado por la afición durante la recepción en San Marcelo. | MAURICIO PEÑA
Durante cuatro temporadas Kristian Kjelling marcó una época en León. Pero cuando la cabeza intenta recordar al lateral, probablemente a muchos aficionados ademaristas lo primero que les venga a la mente sea la portentosa actuación que el noruego cuajó, casi recién llegado a las filas leonesas, en el torneo copero de Torrevieja, con la cual le sirvió al Ademar en bandeja la única Copa que figura en sus vitrinas.

Porque aquel inolvidable 19 de mayo de 2002 los de Manolo Cadenas volvieron a derribar barreras. Había llegado el primer título en la Copa Asobal, también la primera conquista europea con la Recopa y el año anterior se había logrado la inolvidable liga Asobal, pero quedaba aún una Copa del Rey que acabaron trayéndose a León en su primera aparición en una final.

Kasper y Torrego como porteros; Juanín, Krivochlykov y Cartón en los extremos; Castresana, Colón y Prendes de pivotes; y en la primera línea el citado Kjelling junto a Belaustegui, Diego Pérez Marne, Bartok, Raúl Entrerríos y un Vatne que ejercía de especialista defensivo y también había llegado a mitad de temporada. Ellos, con Cadenas de técnico, fueron los jugadores que disputaron aquella Copa en Torrevieja, donde superaron en cuartos al Bidasoa (24-19), en semifinales al Altea (29-26) y en la gran final al Ciudad Real (31-28).

El Ademar derrotó 24-19 al Bidasoa en cuartos, 29-26 al Altea en semifinales y 31-28 al Ciudad Real en la final Un camino duro y complicado en el que el único partido que llevaron en todo momento encarrilado fue el primero frente a la escuadra irundarra, donde marcaron la diferencia las paradas de Kasper y la primera de las exhibiciones que en este torneo en el que acabaría con 28 goles daría Kjelling.

Nueve tantos metió el noruego en ese choque, liderando a un Ademar que ya ganaba de cuatro al descanso (12-8) y llegó a coger incluso siete tantos (17-10) de renta durante la segunda mitad, pero que a punto estuvo de acabar sufriendo pues el Bidasoa se puso a tres (20-17), siendo Belaustegui quien evitó sustos y sentenció el pase en esos momentos complicados.

El primer escollo estaba superado. Ahora tocaba un Altea muy peligroso, que combinaba jugadores consagrados como Barbeito o Norklit con jóvenes que empezaban a despuntar como un Claus Jakobsen que estaba a los mandos y que más tarde ficharía por los leoneses o un Jorgensen que luego sería pieza clave del entramado defensivo del San Antonio que lo ganó todo.

E hicieron sufrir al Ademar, sobre todo en una primera mitad en la que llegó a estar tres abajo y jugó un minuto entero con dos jugadores de campo al juntarse exclusiones y una roja a Manolo Cadenas.

Kjelling marcó 28 goles, 13 de ellos en una final en la que Isidoro dirigió al equipo tras ver la roja en ‘semis’ Cadenas Sin embargo, poco a poco los leoneses fueron rehaciéndose. Con un Juanín que terminó con 11 goles de referencia ofensiva, un Kasper que como en cuartos echaba el cierre a su portería, un Marne genial en la dirección, un Belaustegui de principal referencia en el lanzamiento exterior y Vatne empezando a dar ya lecciones en defensa, los leoneses se fueron ya uno arriba (14-13) al descanso y cogieron en el arranque de la segunda una renta de cuatro goles que supieron hacer buena en un final en el que un Altea con menos rotaciones se quedó sin gasolina.

Por primera vez en su historia, el Ademar estaba en una final de Copa. Pero rematar la faena requería una hazaña, pues enfrente estaba un Ciudad Real ‘galáctico’, que ese año ganaba la Recopa, y que tenía en sus filas a dos de los que habían sido ídolos ademaristas (Iker Romero y Canca) y a dos de los mejores jugadores de todos los tiempos como Talant Dujshebaiev y Rolando Uríos.

Quizá a talento no podrían ganar los leoneses, pero en cuestión de garra les pasaron por encima. Con Isidoro dirigiendo al equipo por la expulsión en semifinales de Cadenas y pese a que Marne vio pronto la roja yJuanín se lesionó y acabó cojeando, el Ademar sólo fue dos veces por detrás en el marcador (con el 0-1 y el 8-9), siendo la última igualdad el 20-20 al que se llegó justo después de la máxima ventaja ademarista (20-16) y al que le siguió un parcial de 3-0 que acabó siendo decisivo, pues los manchegos no volvieron a poner ya las tablas llegándose al 31-28 final.

Dujshebaiev, Uríos, Romero o Canca jugaban en un Ciudad Real que en toda la final sólo fue dos veces por delante ¿Las claves? Hubo varias pero una por encima del resto. Porque habría que destacar el ‘partidazo’ en el centro de la defensa de Colón y Vatne, o en la dirección de Bartok, pero por encima de todo el sobrenatural papel de Kristian Kjeling, que en una de las mejores actuaciones individuales de un jugador del Ademar en toda la historia marcó 13 goles, muchos de ellos rozando lo imposible pues toda la defensa se centraba en él y cuatro logrados de forma consecutiva en el tramo final para acabar llevándose el gato al agua.

Otra vez más León volvía a reinar en el mundo del balonmano. Y de nuevo se desataba la locura. Mientras la plantilla se bañaba en la fuente que había enfrente del pabellón en Torrevieja, más de 2.000 leoneses lo hacían en casa en la fuente de Santo Domingo, juntándose todos ellos un día después en San Marcelo cuando el equipo ofreció la Copa desde el balcón del Ayuntamiento. Sin duda, otro hito que recordar.
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