Jugaron como nunca y ganaron los de siempre

El camino al Reino era este miércoles un buen momento para reflexionar lo muchísimo que ha cambiado el fútbol en León y la Cultural en particular en los últimos años. Porque el paseo para ver un estadio abarrotado, a un rival del máximo nivel plagado de internacionales a pesar de llegar con la unidad ‘b’, ya no era algo que se vivía cada década. Era un partido más. Pero no lo era. Porque llegaba a León todo un Fútbol Club Barcelona con todo lo que arrastra, un rival en el que sus suplentes serían en su mayoría titulares en equipos de Liga de Campeones.

Era el día que soñaba Víctor Cea cuando veía la luz al final del túnel en la parada de metro del Barrio del Pilar de camino a Ganapanes. Mil y una veces él fue el más débil sobre el papel, pero otras tantas consiguió que su Adarve saliera victorioso más allá de lo que dijeran los pronósticos. Un papel por tanto en el que el técnico se siente como pez en el agua más aún con un equipo sin nada que perder y con ganas de soñar.

Porque la Cultural regaló desparpajo y descaro a pesar de que los primeros minutos apuntaban a drama. Apenas tocó el balón el equipo leonés 10 segundos en los primeros 5 minutos, pero no le hizo falta. Porque ese no era el plan esta vez. Con dos misiles en cada banda con Zelu y Liberto quiso jugar a correr esta vez la Cultural, algo para lo que necesitaba seriedad defensiva. Nicho, Saúl e Iván se encargaron de dejarle bien claro a la primera a Malcom, Dembelé y compañía que aquello no iba a ser fácil.

A Valverde se le pasó por la cabeza su última visita con el Athletic y lo pagó con la oreja del cuarto árbitroPero el primer drama de la noche fue finalmente para Samper, a quien Valverde parecía tener denostado a la grada y que en sus primeros minutos del año se lesionaba. Lógicas las lágrimas del mediocentro y lógicos los sudores fríos en la grada al ver a Arthur calentar. Fue Aleñá el que entró por él demostrando con un partidazo que deja claro que en casa del rico hasta las tuberías son de oro.

Una situación que comenzó a mover un rumor en la grada. Con cuatro del filial sobre el césped, la expulsión de un jugador del primer equipo suponía una alineación indebida que le hubiera dado el pase a la Cultural. El nombre de Cheryshev comenzó a sobrevolar el Reino, pero Melero López tenía otros planes. «Sin el VAR vuelven a hacer de las suyas», se oía en la grada.

Entre tanto, la Cultural no solo aguantaba, sino que ponía en apuros a todo un Barça. Solo Cillessen evitaba el tanto leonés, mientras que en el otro área Malcom era el protagonista... por lo negativo. «Si a este le ficha Óscar Cano para la Cultural, no le dejan salir del estadio». 41 millones y con polémica pagó Bartomeu por el brasileño, cuya mejor acción en el partido fue un disparo a puerta que se perdió por la banda a la altura de la línea externa del área grande. Hasta los suyos le pitaron al ser sustituido.

Era un partido para verlo, tanto que incluso alguna compañera de la radio catalana se trajo los prismáticos. Cabe preguntarse qué hará cuando visite San Siro, el Allianz o el Bernabéu.Y la Cultural seguía apretando. Y Cillesen seguía parando. A Valverde se le comenzó a pasar por la cabeza aquella visita de hace unos cuantos años con el Athletic en la que solo la prórroga evitó la catástrofe. Lo pagó con el cuarto árbitro.

Sin embargo, ante un equipo como el Barça la sensación de jugar siempre en el alambre es permanente. Por eso, de la nada aparece un gol y para más crueldad llegó en el descuento.

Pero nadie se lamentó, ya lo habían hecho antes. Porque lo realmente importante era que la fiesta no dejara resaca y las caras de preocupación llegaron no con el gol de Lenglet sino con las lesiones de Vicente, Saúl y Zelu. Porque todo el mundo es ya consciente de que más allá del premio lo importante es el domingo, el partido que permitirá al club tener en un futuro más días como el de ayer.