Juanmaría G. Campal: "Escribo para salvarme, especialmente de mí mismo"

‘Algunos nombres del tiempo’ (Orpheus Ediciones Clandestinas) es el nuevo poemario del ovetense afincado en León que este miércoles a las ocho de la tarde se presenta en el Ateneo Cultural El Albéitar

David Rubio
15/06/2022
 Actualizado a 15/06/2022
El autor Juanmaría G. Campal junto a la figura que se encuentra a la entrada del Pabellón de Gobierno de la Universidad de León.
El autor Juanmaría G. Campal junto a la figura que se encuentra a la entrada del Pabellón de Gobierno de la Universidad de León.
El escritor y articulista Juanmaría G. Campal presenta este miércoles a las 20:00 horas en el Ateneo Cultural El Albéitar su nuevo poemario ‘Algunos nombres del tiempo’, editado por Orpheus Ediciones Clandestinas dentro de su nueva colección Orpheus Poesía. Desde la editorial señalan que se trata de un recorrido íntimo por reflexiones y emociones nacidas para que el lector las haga suyas y las transforme. En la presentación de este miércoles en el Ateneo Cultural El Albéitar el autor ovetense estará acompañado por la editora Nieves Penela.

– Si un prólogo condiciona al lector, ¿leer una entrevista con el autor antes de la presentación del libro también lo debe condicionar?    
– Bueno, como más que de grandes respuestas soy de pequeñas preguntas, supongo que, como en todo diálogo, si se escucha, puede también haber condicionamiento o modificación del prejuicio, un mejor conocimiento de la personalidad del autor, de sus «rasgos y cualidades», que dice el DLE, y defectos, que añado yo.

De todas maneras, sin duda quien de verdad mejor hable sea el libro –los libros– en su solitaria lectura. En soledad se escribe y en soledad se lee y por eso «no hay dos personas que lean el mismo libro», pues «cada lector crea su propio libro, traduciendo el acto finito de la escritura en el acto infinito de la lectura».

– Se supone que en una columna de opinión hay que hacer públicas las ideas propias sobre determinados temas de actualidad. En el caso de la poesía, ¿consiste en exhibir aún más la intimidad propia?– En mi escritura de renglones cortos, básicamente, sí. Creo que fue Simone de Beauvoir quien dijo que «escribir es develar», otra cosa son las formas verbales que se empleen en esa develación, lo fingidor que sea el poeta o el aprendiz de tal como es mi caso.  – Tanto en un género como en otro, ¿lo que terminan brotando son las obsesiones de quien escribe? – Jajajajá, en mi caso es muy posible, pero también escribo, o lo procuro, de las muchas cosas que me conmueven cada día. Es cierto que puede parecer que me posea cierto «sentimiento trágico de la vida», pero si así es, es injusto por mi parte. Creo que la vida me ha tratado y trata muy bien. No hay queja, soberbia sería. Otra cosa son mis yerros. Escribo para salvarme, especialmente de mí mismo y seguir haciéndome cada día.       – El misterio de la escritura, las revelaciones de las letras, aparece a menudo en todos sus escritos. ¿Le despierta más curiosidad con el tiempo, más pasión por escribir? – Jajajajá, no sabía que era tan transparente o que me tuvieses tan calado. Sí, me despierta más pasión, más deleite y, sin embargo, también más temor. Lo tengo dicho y escrito y me sigue pasando cada día que escribo: cuánto más leo, por más osado me tengo al atreverme a escribir cualquiera sea la longitud de los renglones elegidos. – ¿Ha escrito siempre poesía? ¿Con qué frecuencia lo hace?
– No. Y que no suene a falsa humildad, ni la escribo. Personalmente a lo que otros llaman mis poemas, yo los llamo mis renglones cortos. Soy sabedor de mis muchas carencias y, lo que es peor, de mis perezas. Y a ellos, vuelvo a lo escrito y dicho que: «Tal vez sólo los use de emplasto / o de apósito vital antihemorrágico / o quizá tan sólo en ellos deje signos / de frío y rabia o de socorro, quizás / de amores ensoñados, metafóricos, / o acaso únicamente intente señalar / el azaroso pasar y pesar de lo vivido».

¿Que con qué frecuencia lo hago? Cuando me invade, cuando la cortejo: «Mudo, cómo he de rondarte a veces. / Cómo sin latido previo otras llegas tú».

– ¿De qué poetas aprendió, cuáles le influyeron?
– ¡Ay! La temida pregunta. Con perdón, la pregunta para ponerse estupendo y erudito. ¿Y si me olvido de algún maestro, grande o pequeño, de los que muchos que me enseñan acaso con libros completos, acaso con un solo poema, si no con un solo verso?

Tan solo citaré, con memoria emocionada, por lo leído de ellos, pero, sobre todo, por lo hablado con ellos de mis incertidumbres con respecto a mis escrituras y por sus sabias, consoladoras y animosas respuestas, a Ángel González y a Victoriano Crémer, a quienes desde aquí rindo inmensa gratitud y emocionado homenaje.

– Es usted parte activa, y promotor, de la intensa vida cultural de León. ¿Cree se dan en otras ciudades del tamaño de León tantas expresiones artísticas, tantas reuniones de creadores?
– Qué va. Yo no promuevo nada. Casi diría que con moverme e ir a mi aire tengo bastante y de sobra. Como mucho seré una voz más e indisciplinada, sobre todo un escuchador más. Y sí, sin duda, a poco que busque uno encuentra similitudes en muchas otras ciudades y pueblos. No somos el ombligo del mundo, bien lo saben los espejos.
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