Juan Echanove: "Quevedo disfrutaría como un enano de la España de ahora"

El popular actor madrileño personifica al famoso escritor del Siglo de Oro en la obra ‘Sueños’, que con adaptación de José Luis Collado y dirección de Gerardo Vera se representa este viernes en el Auditorio Ciudad de León

Emilio L. Castellanos
09/11/2017
 Actualizado a 13/09/2019
El actor Juan Echanove en su caracterización de Francisco de Quevedo y Villegas para la obra ‘Sueños’ que mañana llega al Auditorio Ciudad de León. | JAVIER NAVAL
El actor Juan Echanove en su caracterización de Francisco de Quevedo y Villegas para la obra ‘Sueños’ que mañana llega al Auditorio Ciudad de León. | JAVIER NAVAL
Juan Echanove se conoce al dedillo León. Es una ciudad a la que regresa una y otra vez («y lo que te rondaré morena», bromea el popular actor madrileño) y en la que se siente como en casa. Por sus escenarios (también por los de Ponferrada y Villafranca del Bierzo) ha desbordado su talento, ese que apuntala firmemente una trayectoria que abarca más de cuatro décadas, que le ha permitido sumar fama y más fama gracias a su concurso en series televisivas como ‘Cuéntame’ o ‘Turno de oficio’, entre otras, someterse a las órdenes de reputados realizadores cinematográficos como José Luis García Sánchez, Pedro Almodóvar, Fernando Colomo o Vicente Aranda, rendirse al oficio teatral en montajes del prestigio de ‘El cerdo’ o ‘El verdugo’ y sumar premios de la entidad del Goya, el Max o la Concha de Plata. El reencuentro de Echanove con León se consumará este viernes, día 10 (a las 21 horas y con entradas a 28 €), en el Auditorio ‘Ciudad de León’ al servir este de escala a la gira que el espectáculo ‘Sueños’ ha emprendido por toda España y gracias al cual el madrileño asume la personalidad de Francisco de Quevedo, cuya reclusión en San Marcos, donde permaneció a lo largo de cuatro años por orden del Conde Duque de Olivares, condicionó su vida y su obra. Precisamente, la escasa distancia existente entre Marcos y el Auditorio desata cierta paradoja en el conocido intérprete. «El Hostal es uno de los sitios más bonitos donde he estado alojado en mi vida y, sin embargo y curiosamente, he de situar ese enclave en cada función como uno de los lugares de dolor y sufrimiento de Quevedo», comenta.

‘Sueños’ se inspira en una de las obras filosóficas de mayor trascedencia de Quevedo: “Sueños y discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y engaños en todos los oficios y estados del mundo’. Considerada como una de las obras cumbre de la literatura en prosa del Barroco español y articulada en cinco partes, sirve como reflexión íntima de la degradación y descomposición del imperio español mediante el uso de alegorías, sarcasmos e ironías. José Luis Collado, como adaptador, y Gerardo Vera, como director, la han transformado, a pesar de su dificultad y complejidad, en una propuesta de carácter escénico. «El gran hallazgo de Collado y Vera consiste en establecer con el espectador tres canales de dramaturgia: el propio infierno de los sueños, la coordenada histórica de la descomposición del barroco y la biografía del propio Quevedo», dice Echanove. «Mediante la conjugación de estos tres canales asistimos a los últimos momentos de la vida de Quevedo y observamos cómo es el enfrentamiento contra el poder, el carácter redentor de la obra y también su propia muerte». Echanove encabeza un reparto en el que también se integran Beatriz Argüello, Ángel Burgos, Críspulo Cabezas, Markos Marín, Antonia Paso, Marta Ribera, Chema Ruiz, Eugenio Villota y Abel Vitón. «Somos una compañía muy disciplinada, muy perfeccionista... Nos gusta mucho hacer nuestro trabajo y también celebrarlo después». ¿Y no corre el riesgo de que, siendo el cabeza de cartel, se desate su ego? «Llevo cuarenta años trabajando y no tengo tiempo de tener ego. La escuela de un actor es la vida», asegura.

Echanove se siente seguro de que Quevedo despierta tanto interés «porque dice la verdad. Dice verdades como puños. Además, gusta mucho de él la ironía y el sarcasmo que usa y que son tan necesarios para afrontar todas las problemáticas y vicisitudes que tiene la vida». El autor de ‘El Buscón’, a pesar de los siglos que han transcurrido, mantiene intacta su vigencia. «Los tiempos que corren no hacen más que darle la razón. En esta obra se advierte claramente que está hablando de una palpable actualidad. Sólo puede haber dos razones: una, que él fuera un visionario adelantado a su tiempo; o, segunda, que nosotros de alguna manera estamos construyendo una estructura social pareja a la barroca, decadente, corrupta y en descomposición. Yo opto por la segunda. Nosotros, la humanidad en general, tendemos a repetir cíclicamente épocas de la Historia que, aun siendo tremendas y espantosas, nos sentimos irremisiblemente atraídas hacia ellas. Evolucionamos poco, andamos en círculos».

Juan Echanove se ha aproximado al personaje ahondando en su obra. «Siempre me ha seducido y fascinado. Soy un profundo admirador de su obra. Quevedo no se hace solamente poniéndote unos anteojos o una perilla. Se hace con la pulsión de su alma, que es facinerosa, desatada en el amor, camorrista... Es un vividor como pocos, bebedor como muchos... La composición del personaje ha de ser profunda. Si lo exterior no está soportado por algo interior se convierte en un simple remedo». El protagonista de ‘Sueños’ cree que Quevedo «disfrutaría como un enano en la España de ahora». «Siempre se anticipaba a todas las conjuras, estaba al tanto de todo lo que ocurría en la Corte, intrigaba como el que más y era muy dado a tirar de espada... Sería ahora un periodista necesario y muy odiado por algunos», añade. ‘Sueños’, también, hace acopio de la ironía «porque acompaña siempre a Quevedo» pero no es un montaje propiamente humorístico «sino que se sitúa en otro terreno de la dialéctica».

Echanove recuerda que «el último personaje que se hace en teatro siempre es el que vive contigo». No obstante, este Quevedo supone para él una referencia relevante en una trayectoria de muchos años. «Es un personaje que me ha costado mucho pero al mismo tiempo me ha dado una gran satisfacción al ver que he podido hacerlo y además bien. Eso me confirma que en los 40 años que llevo trabajando como actor no lo he hecho del todo mal».
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