Juan Carlos Vellido: "Todos estamos un poco hechizados por el mundo tecnológico"

El actor forma parte del elenco artístico de la versión teatral de ‘Perfectos desconocidos’, que Alex de la Iglesia llevó a la pantalla y que el día 14 se representa en el Teatro Bergidum de Ponferrada y al día siguiente en el Auditorio Ciudad de León

Emilio L. Castellanos
10/10/2020
 Actualizado a 10/10/2020
Juan Carlos Vellido (de azul) es uno de los componentes del elenco artístico de ‘Perfectos desconocidos’. | PENTACIÓN TEATRO
Juan Carlos Vellido (de azul) es uno de los componentes del elenco artístico de ‘Perfectos desconocidos’. | PENTACIÓN TEATRO
Juan Carlos Vellido abarca mucho y aprieta… más. Son muchas las voces que emplea para aproximarse al ejercicio artístico y así queda constatado en una biografía suculenta y abundante en referencias y citas. Ejercitado en la creatividad a través de lenguajes tan variados como la actuación, la escritura (ha publicado ‘Escorzos’ y ‘El hombre que vivía en una pecera’ y los guiones de los cortos que ha coescrito y codirigido con Eva Moreno), la realización fílmica e incluso la fotografía («soy actor, me encanta escribir y mirar a través de un objetivo para crear la memoria visual de un momento...», ha escrito de sí mismo), acabó cruzándosele el destino cuando trabajaba en un banco, incursión en el mercado laboral a la que lo abocaron sus estudios de Derecho, para aventurarlo en el azar del oficio actoral al cual, desde entonces, ha vertido una parte sustanciosa de su talento y gracias al cual hace tiempo ya que estrecha vínculos de proximidad y familiaridad con el público. Vellido pertenece a ese tipo de actores que vive la profesión desde la entraña y la vocación y que engrandece aquellos proyectos en los que se implica. Da igual el medio en el que se desenvuelva o la magnitud del papel que recrea, siempre hace alarde de su solvencia. El teatro, el cine y la televisión saben de su magisterio.

Cuando se desató la dichosa pandemia, se encontraba en México participando en el rodaje de una serie sobre la conquista del país azteca tras la que andaba el mismísimo Spielberg y un poco más atrás en el tiempo había saboreado el curioso honor de asumir dos papeles distintos en las dos últimas películas de la saga ‘Piratas del Caribe’. Además, su nombre ha aparecido en los créditos de numerosas series y películas y directores como Steven Soderbergh, Guillermo del Toro o John Malkovich, entre otros, lo han tenido bajo sus órdenes. No obstante, el teatro le genera una sensación especial de la que se reviste siempre que puede y de la que han sido testigos los escenarios leoneses al haberlos pisado con diferentes propuestas, entre ellas las puestas en escena por el reputadísimo director argentino Daniel Veronese. «El teatro es magia», declara el actor catalán. «Me encanta hacer cine y televisión, pero en el teatro existe una sensación de magia. Cuando sales al escenario, hay algo energético, el contacto con el público, la sensación de estar haciendo algo único e irrepetible en ese momento… Más allá de que puedas hacer una función 50 o 100 veces, cada una de ellas es única y eso proporciona al actor una sensación de auténtico placer. Eso no lo va a poder igualar nunca el audiovisual». El vértigo del teatro, esa capacidad que tiene el escenario para generar toda clase de sensaciones en un actor sometido al riesgo de un espacio exclusivo, nada tiene que ver con el sometimiento de este al efecto de la cámara. «La predisposición para el trabajo siempre será la misma pero al final la emoción que se tiene cuando se abre el telón es inigualable. Ante una cámara también tienes sensaciones placenteras, pero nada que ver con la magia que desprende el teatro».

Vellido regresa este mes a la provincia leonesa formando parte del elenco de ‘Perfectos desconocidos’ (el día 14 en el Bergidum ponferradino y el día 15 en el Auditorio ‘Ciudad de León’, en ambos casos a las 20:30 horas), obra que adapta el éxito homónimo cinematográfico y del que se conocen hasta siete adaptaciones para la gran pantalla a partir del original italiano de Paolo Genovese. Daniel Guzmán ha asumido la dirección de esta versión teatral en castellano en cuyo plantel interpretativo se integran Inge Martín, Álex Barahona, Olivia Molina, Elena Ballesteros, Jaime Zataraín e Ismael Fristchi. «Aunque cuenta la misma historia de la película, creo que la experiencia para el público es totalmente diferente y también para nosotros los actores. Nuestra función hace más hincapié en la comedia».  Considera Vellido que la condición de actor de Guzmán sí ha reforzado la dirección que ha hecho de ‘Perfectos desconocidos’. «En este caso, nos ha ayudado. El hecho de entender los mecanismos por los que pasamos los actores y las actrices a la hora de encarar los personajes, sobre todo en el momento de encontrar un vehículo común que nos guíe a los siete actores y de emplear un mismo lenguaje para contar la historia. En eso ha ayudado mucho Dani, y también en conseguir que todas las conexiones entre los personajes estuvieran presentes. Que no sólo se cuente lo que se dice sino también otras cosas por debajo, a través de los silencios, los movimientos…».

La historia es de sobra conocida. Durante una cena de amigos, uno de ellos propone depositar los móviles en la mesa e ir leyendo todos los mensajes que les vayan llegando, propiciando de esta manera una ceremonia de tensión y confusión que les acabará afectando. Vellido ha evitado usar como referente la adaptación española para el cine de Àlex de la Iglesia para así crear su propio dominio interpretativo. «No he vuelto a revisarla ni a tenerla en cuenta porque puede resultar contraproducente. A veces, casi de manera inconsciente, uno intenta acercarse al trabajo que ha visto en otro (él interpreta el papel que hacía Eduard Fernández en la película) y eso te puede alejar del objetivo común, que es la función». Esta versión de ‘Perfectos desconocidos’, tal y como reconoce Juan Carlos Vellido, «nace del trabajo de un equipo. Hemos hecho nuestra propia versión, como cualquier función teatral. Al final, el acercamiento al texto y la dramaturgia se hace de manera individual y colectiva e influenciado por la visión del director. Siempre hay algo, aunque sea una versión como en este caso, que es creación propia. Cuentas la misma historia pero desde lugares diferentes y nuevos. Siempre en el proceso de ensayos y más trabajando con un director como Dani, se producen situaciones que dan riqueza a la función. Es una obra abierta que te ofrece la posibilidad de introducir ciertas contribuciones que pueden mejorar el conjunto».

Sí hubiera que inscribir la obra en algún género concreto este muy bien sería la comedia. Sin embargo, en ‘Perfectos desconocidos’ se esconde una reflexión íntima acerca de las relaciones humanas, la incomunicación y el peso de las nuevas tecnologías en las sociedades contemporáneas que la acerca al drama. «La obra va derivando hacia momentos más dramáticos porque al final lo que plantea la obra, en un contexto de comedia, es el papel de las relaciones, la comunicación entre las personas, los secretos que guardamos y que pueden interferir en nuestras relaciones… Lo que más me gusta es precisamente eso, cómo a través de la comedia se pueden tratar temas muy serios».

El teléfono móvil se ha convertido en un objeto absolutamente imprescindible para una sociedad tan hipertecnologizada como la actual. En la obra, se convierte en el eje fundamental sobre el que esta se sustenta. «El teléfono se ha convertido en un apéndice más de nuestro cuerpo. Pasamos muchas horas mirando una pantalla, conectados… Tiene su lado bueno y su lado negativo. La tecnología nos ayuda en muchas cosas, pero al mismo tiempo se pierde cierto contacto humano. Ahora mismo estamos todos un poco hechizados por el mundo tecnológico. Quizás, situaciones como esta pandemia nos devuelvan a lugares más terrenales y mundanos. Al final, lo positivo es encontrar el equilibrio. No hay nada más reconfortante que una mirada, que una sonrisa, que un abrazo… A veces, una pantalla se convierte en un obstáculo, en una pared, que se sitúa entre las personas. Estamos hechos de carne y hueso, y no de materia tecnológica. El mundo avanza a una velocidad inusitada y es difícil encontrar a alguien que no se haya dejado seducir por la tecnología bien voluntariamente bien de forma obligada. Parece que si nos quitan el teléfono nos quedamos desnudos pero hay otras cosas que siguen recordándonos que somos humanos».
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