José Pinto: "Cada vez es más difícil ganar un euro en el mundo rural"

Es toda una estrella mediática por sus conocimientos, por su forma de llegar al público y, sobre todo, porque el salmantino José Pinto demuestra cada día que el mundo rural está vivo. Tras sus éxitos en ‘Pasapalabra’ y ‘Saber y ganar’, ahora es uno de los cuatro ‘Lobos’ de ‘¡Boom!’. Y este miércoles fue el protagonista de ‘Sensaciones ibéricas’, una fiesta gastronómica organizada por su paisano, el cortador de jamón Agustín Risueño.

Pero antes de mostrar ante los leoneses cómo se vive la ganadería en su pueblo, Casillas de Flores, Pinto explicó lo bueno y lo malo de vivir en el campo, en donde sigue viviendo, a 125 kilómetros de Salamanca. «El mundo rural es muy bonito, a todo el mundo le encanta ir un rato, y si puede ser, llegar en un todoterreno e irse en un quad», apuntó este mediático ganadero, que también dejó claro que «para que se mantenga tiene que haber gente, y para poder vivir hay que tener un mínimo de dignidad para ganarse el cocido». «El problema es que cada vez es más difícil ganar un euro en el mundo rural, y por eso los pueblos se están quedando vacíos», destacó el que será pregonero del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo, localidad cercana a su pueblo.

Una de las estrellas televisivas del momento detalló que los que viven en los pueblos, ya sea en su tierra salmantina o en León, son «héroes» por aguantar día a día allí, pero sobre todo porque tienen que mantener el mundo rural. Y eso que no siempre tienen todos los servicios, como sucede en Casillas, a más de una hora de la capital salmantina, donde «hay gente muy mayor, y si les da un achaque, hay que salir corriendo en la ambulancia, por lo que muchos se quedan en el camino, o si una señora se pone de parto, ya que muchos niños han nacido de camino».

Por eso es tan querido en prácticamente toda España, porque no solo acierta y acierta a lo largo de cientos de programas, sino que siempre reivindica el mundo rural, sus gentes, sus riquezas, luciendo camisetas de decenas de pueblos que quieren también gritar que están vivos. Y por eso está tan apegado a una forma de vida única, la dehesa salmantina, un verdadero ejemplo de «economía sostenible» en la que todo se aprovecha y en la que el resultado no hay más que nombrarlo para saber su riqueza: el jamón.

Su objetivo es por tanto que «la gente se dé cuenta de que los productos no llegan solos a la tienda, porque para que puedas comer un filete de ternera, una vaca ha tardado tres años en criarse, nueve meses en gestar un ternero, año y pico para su sacrificio y luego llega a la carnicería», resaltaba Pinto, que ponía el acento en «la labor ingente y nada reconocida» de las miles de personas que como él se dedican enteramente al campo.

Pinto también es buen conocedor de la despensa leonesa, esa que descubrió cuando estudió primero de Veterinaria en aquellos años en los que esta facultad pertenecía a la Universidad de Oviedo. Fue entonces cuando descubrió la cecina, el botillo y, sobre todo, se quedó prendado de otra riqueza leonesa: «Estoy enamorado de la Catedral de León, una joya maravillosa», aseguró.

Por eso no es de extrañar que este año hablara en ‘¡Boom!’ del récord de corte de cecina a cuchillo mientras seguía participando en más y más programas, donde demuestra sus conocimientos del mundo rural, al que se dedica en cuerpo y alma, pero también de otras cientos de materias. Y, sobre todo, que se puede hacer viviendo en un pueblo pequeño. «En cierto modo me molesta que alguien me diga cómo es posible que un ganadero que vive en el campo pueda saber tanto, pero la gente de pueblo no somos tontos, la gente de pueblo tenemos una cultura igual que los de ciudad, se puede ser tonto y de ciudad y tonto y de pueblo», expuso rodeado de esos jamones que fueron protagonistas de la sexta edición de ‘Sensaciones Ibéricas’, una fiesta gastronómica en la que hubo vino de DO León, cerveza producida en la provincia y, sobre todo, las cuatro DO: Guijuelo, Extremadura, Jabugo y Valle de los Pedroches.