José Nieto: "En ballet he hecho obras que superan a cualquier película"

El compositor madrileño acudirá este viernes al Auditorio Ciudad de León para asistir al concierto que la Orquesta de la Universidad de Oviedo ofrecerá de una selección de sus bandas sonoras

Joaquín Revuelta
04/05/2022
 Actualizado a 04/05/2022
José Nieto es el protagonista este viernes de la cuarta sesión del II Curso de Música Española.
José Nieto es el protagonista este viernes de la cuarta sesión del II Curso de Música Española.
El II Curso de Música Española que organizan el Festival de Música Española y la Orquesta Ibérica en colaboración con el Área de Actividades Culturales de la Universidad de León y que cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de León y del Inaem incorpora la música aplicada a la imagen y a las artes escénica en su cuarta sesión con la presencia de uno de los grandes referentes en este campo durante casi cuarenta años, el compositor, arreglista, instrumentista y director de orquesta José Nieto, que este viernes acudirá al Auditorio Ciudad de León para asistir al concierto que sobre algunas de sus bandas sonoras más emblemáticas ofrecerá, a partir de las 20:30 horas, la Orquesta de la Universidad de Oviedo y que pondrá el broche final a una jornada que estará precedida por una conferencia impartida, a partir de las 17:00 horas en el Teatro El Albéitar, por Alejandro González Villalibre con el título ‘Historia de la música de cine en España y la música para cine de  José Nieto’.    

Con motivo de su presencia en León, La Nueva Crónica ha mantenido una larga entrevista con el artífice de las bandas sonoras de títulos como ‘El Lute. Camina o revienta’. ‘El Lute. Mañana seré libre’, ‘La pasión turca’, ‘Si te dicen que caí’, ‘Amantes’, ‘Celos’ o ‘Intruso’, todos ellos dirigidos por Vicente Aranda; ‘Días contados’ o ‘El rey pasmado’ de Imanol Uribe; ‘El caballero del dragón’, de Fernando Colomo, o ‘El perro del hortelano’ y ‘Tu nombre envenena mis sueños’, de Pilar Miró, sin olvidar sus contribuciones a la pequeña pantalla con la serie ‘Teresa de Jesús’ que dirigió Josefina Molina o ‘Los jinetes del Alba’, de nuevo con Vicente Aranda, o sus numerosos trabajos tanto para el teatro como para el ballet que son menos conocidos por el público.

El compositor madrileño reconoce que a nivel personal no mantiene vínculos con León, si bien desde el punto de vista profesional aparece un nexo curioso a raíz de su composición ‘Cuatro lunas’ para orquesta sinfónica y dos pianistas que José Luis Temes incorporó junto a otra pieza de Poulenc para dos pianos para ser interpretadas ambas en el Auditorio Ciudad de León.

Esa conexión con León podría hacerse extensible a varias obras cinematográficas de Vicente Aranda y de Imanol Uribe que estuvieron protagonizadas por actores leoneses como Imanol Arias en ‘El Lute’ y Carmelo Gómez en ‘Días contados’ o rodadas en parte en León, como fue el caso de ‘Juana la Loca’ que tuvo como marco la catedral.

José Nieto se sorprende de que todas sus biografías hagan referencia a su paso por el emblemático conjunto Los Pekenikes, pues quiere dejar constancia de que éste fue más bien efímero y en los inicios del grupo, mucho antes de alcanzar la popularidad con temas como ‘Hilo de seda’ o ‘Frente a palacio’. «Lo de Los Pekenikes, que todo el mundo lo nombra, es una cosa muy anecdótica porque yo estuve con ellos cuando eran un grupo semiamateur. Era una época donde aquí la música de rock no se tocaba, no se conocía. La música que se hacía en aquella época tenía influencia italiana, francesa... Los Pekenikes se habían formado en el Instituto Ramiro de Maeztu una promoción después que la mía, pero era un grupo de aficionados, ninguno de sus miembros era profesional. Yo estuve en una etapa en la que Los Pekenikes no tuvieron ninguna repercusión más que a nivel de minorías de gente joven que iban a los Festivales del Price a ver a los grupos de rock, que era el único sitio donde se los podía ver en aquella época. Cuando Los Pekenikes se convierte en un grupo profesional yo ya no estaba con ellos», comenta quien fuera batería de la formación.

A la pregunta de por qué eligió la batería y no otro instrumento para iniciarse en el mundo de la música, José Nieto reconoce que no tiene una respuesta. «No lo sé, qué quieres que te diga. Yo a veces pienso que es un instrumento que manda mucho pero no está nunca delante. A veces manda más que el director en cierto tipo de música y en cierto tipo de orquestas. Lo único que lamento es que no fuera capaz de compaginar el seguir tocando con mi actividad de composición, etc», señala quien también fuera un intérprete de jazz con la formación en la que también se encontraban referentes del género como Vlady Bass o Juan Carlos Calderón, entre otros. «Era un grupo que quizá haya sido la experiencia musical más importante de mi vida. Fue aquel cuarteto de jazz que se llamaba Free Jazz de Madrid y que formaban Juan Carlos Calderón, Vlady Bass, el contrabajista americano David Thomas y yo. Esa fue una experiencia musical muy importante y dimos conciertos en el Monumental, donde hicimos de teloneros de Gato Barbieri en el primer gran festival de jazz que se hizo en Madrid, al que vino Dizzy Gillespie y otros grandes intérpretes internacionales. De teloneros íbamos los grupos españoles», recuerda Nieto, para quien su etapa como arreglista de canciones para intérpretes como Julio Iglesias, Nino Bravo o Massiel, entre otros muchos, se convirtió en una verdadera escuela musical que facilitaría algo más tarde su gran salto a la composición. «Debería decir que fue mi única escuela musical. Yo no he estudiado en un conservatorio, no he tenido más enseñanza reglada que la batería, donde sí tuve un profesor fuera del ámbito del conservatorio. Soy una persona que he ido aprendiendo por mí mismo según lo que necesitaba hacer en cada momento, buscándome libros, hablando con gente, escuchando y analizando. La escuela que te da escribir una cosa el lunes y oírla el miércoles en un estudio es impagable, eso supera cualquier otro tipo de escuela y de enseñanza», sostiene el músico madrileño.José Nieto se declara un músico de formación muy amplia, como casi todos los de su época, y vuelve a citar a Calderón, a Bass o a David Thomas, que tocaba en la Orquesta de RTVE. «Nosotros cambiábamos de Béla Bartók a Bill Evans en un santiamén porque teníamos una educación musical muy amplia. Como músico nunca he planificado nada, me he dejado llevar, he tomado decisiones importantes en mi vida que me han conducido a un sitio o a otro, pero yo nunca he trabajado digamos buscando un resultado de futuro. En un momento dado me ofrecieron hacer una película y sin tener ni idea de lo que era aquello dije que sí y pude sacar el proyecto adelante, exactamente igual que cuando me encargaron el primer ballet, simplemente me puse a ello. Con el tiempo me he convertido en un compositor bastante importante dentro del mundo de la danza española», destaca Nieto, que reconoce es una faceta suya mucho menos conocida que la de autor de bandas sonoras. «Es una faceta nada conocida y es muy curioso porque en estas jornadas en León hay una parte dedicada a la danza y curiosamente no se habla de la música que los compositores contemporáneos hemos aportado a la danza española. Si se habla de Halffter y de otros, pero son compositores anteriores. En el mundo del ballet yo he hecho obras que superan en importancia, aunque solo sea por la enjundia y la duración, a cualquier película, como un ballet sobre Don Juan Tenorio o ‘El corazón de Piedra Verde’ que duraban cerca de dos horas. Quiero decir que son obras de una complejidad a veces muy superior a la que pueda tener la música de una película», argumenta Nieto, cuya última composición ha sido la música para un ballet que sirvió para clausurar el Año Cultural Islámico en Bahréin. Y es que ha sido en el ballet donde el compositor ha gozado de una libertad creativa que no se la ha dado el teatro y menos aún el cine. «Tanto en el cine como en el teatro me tengo que adaptar a un montaje que ya existe, lo que no sucede con el ballet donde la coreografía sale a partir de lo que yo he escrito previamente. Mientras que en el cine y en el teatro la estructura dramática viene dada y yo tengo que adaptar mi música a la misma, en el ballet es al revés porque soy yo el que crea la estructura dramática sobre la que después se compone la coreografía, lo cual es una responsabilidad muy grande porque lo que haces tiene que servir para contar lo que el coreógrafo a su vez pretende contar».Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el músico de cine es el de tratar de conocer el propio lenguaje cinematográfico, con el handicap de que no suele darse el recorrido contrario, pues muy pocos directores de cine son realmente conocedores del lenguaje musical y su aproximación al mismo resulta mucho más instintiva. «Sí, es más instintivo, pero yo he tenido la suerte y el privilegio de trabajar con directores muy sensibles a eso. He tenido la suerte de trabajar con directores que me han dado libertad absoluta y además han confiado ciegamente en mí porque en muchos casos la música no la han oído hasta que no ha estado grabada. No como ahora que se les hace una especie de maqueta con instrumentos virtuales y lo oyen antes. Yo he trabajado en una época en que la confianza era fundamental para el trabajo y para la relación que a mi juicio debe existir siempre entre director, montador y compositor, y que en mi caso ha sido lo más valioso y lo que más me ha interesado en mi trabajo. Siempre digo que lo que más me interesa de mi trabajo es el proceso. El proceso es fundamental para mí y tiene que ser interesante, tiene que ser sugerente y tiene que ser enriquecedor».

El tiempo siempre ha sido un factor que en muchos casos ha actuado en contra del compositor, lo que por suerte no ha ocurrido en el caso del artífice de la banda sonora de ‘Dias contados’. «En algún momento del proceso he tenido que trabajar bastante duro, pero en líneas generales he dispuesto de  tiempo suficiente para desarrollar mi trabajo. Ahora el cine me ha dejado de interesar porque precisamente el proceso de construir una película ha cambiado radicalmente. La relación entre el director, el montador y el compositor ha desaparecido y me llegan noticias por parte de compositores que se quejan de que les cambian el montaje sobre la marcha y al final terminan componiendo unos fragmentos de música para que el montador los ponga donde quiera. Si no está fijado el montaje definitivo realmente no hay tiempo para hacer un tipo de música bien articulada y bien encajada. En mi caso no es que haya tenido tiempo de sobra, pero un mínimo de cuatro semanas siempre he tenido. La clave es organizarse para que cuando empiezan a contar esas cuatro semanas tú ya tengas muy avanzados los elementos que van a ser fundamentales para la banda sonora. Tienes que tener pensado la instrumentación,  los colores, los temas, etc. Y luego sí es verdad que cuando te dan el montaje definitivo hasta el día de la mezcla hay cuatro semanas para hacerlo y si la película tiene treinta o treinta y cinco minutos de música está bien pero cuando he tenido que lidiar con películas que tienen una hora de música pues entonces  hay que trabajar un poco a presión».  

Sobre sus preferencias a la hora de componer para el cine, si prefiere hacerlo mediante leit motiv que acompañan a los personajes de la historia y si se decanta mejor por describir situaciones, José Nieto considera que los leit motiv de personajes no sirven en una película de hora y media o dos horas. «Sirven los motivos de las situaciones, de las relaciones. Los leit motiv de personajes solo funcionan en una ópera de cuatro horas donde necesitas gran cantidad de material para desarrollar», sostiene el músico madrileño, para quien la técnica es la misma pero no el concepto de un motivo por personaje. Otro aspecto interesante dentro de la extensa filmografía de Nieto es la cantidad de películas de las llamadas ‘de época’ o históricas a las que a menudo ha aplicado unas sonoridades más bien modernas mediante el uso acertado de sintetizadores, como puede apreciarse en ‘Esquilache’ o ‘El rey pasmado’. «Has citado un caso, el de ‘Esquilache’, muy especial y te confieso que recientemente he vuelto a verla después de muchos años en la Filmoteca de Barcelona y yo mismo me quedé sorprendido de que seguía funcionando bien, hasta el punto de que mucha gente que asistió a la proyección me dijo que la película podía estar realizada ayer o el año pasado porque es muy actual, en gran medida por la utilización de la música. Aquí el instrumento que es definitorio de la época es un oboe, un instrumento típico del siglo XVIII, y lo que hacen los sintetizadores es puro acompañamiento. Pero es que además está hecho con un fin y es que la directora Josefina Molina me explicaba que lo que quería es que la historia que se cuenta no quedase en una historia del siglo XVIII sino que lo que se cuenta ahí de una conspiración –como siempre en este país– para terminar con el progreso y todo eso, es una cosa que ocurrió entonces, ha vuelto a ocurrir y en aquel momento estaba pasando en Rusia», indica el compositor, para quien la forma de conseguir que la película tuviera una trascendencia a la época era incluir algunos sonidos que trascendieran al siglo XVIII, pero sin violentar la época en la que tiene lugar la historia.

Para ‘El rey pasmado’, José Nieto utilizó igualmente sonoridades modernas que en el tema principal arropaban una canción con texto de Calderón de la Barca. «Con aquella película me vino a la cabeza como referencia la música de Monteverdi, porque en España no había compositores de esa época. Entonces buscas fundir algunos instrumentos modernos con otros instrumentos y sonoridades de la música de Monteverdi y un texto de Calderón de la Barca», argumenta Nieto, al que confieso mi predilección por ‘Intruso’ dentro de sus composiciones para la gran pantalla. «A mí, que soy completamente enemigo de contestar a preguntas tipo cuál es tu obra favorita y todas estas cosas, sin embargo, si me pusieran una pistola en la sien para decir cuál es la música de una película que más gusta, te diría que es ‘Intruso’. Es una música muy especial, que tiene una génesis muy especial, y no sé porqué, cuando me cambié de casa, es la única partitura que se ha perdido. Me la pide mucha gente cuando doy clases y todo esto, y es la única partitura que se ha perdido, pero no solamente la partitura original de la película sino también la de una suite sinfónica que hice y que toqué en directo con la Orquesta Ciudad de Valladolid», comenta Nieto, que de sus otros trabajos para Vicente Aranda tampoco se puede olvidar el realizado para ‘Amantes’, donde sobresale la secuencia del asesinato del personaje de Maribel Verdú a manos de Jorge Sanz en un banco enfrente de la catedral de Burgos , donde el compositor decidió utilizar un villancico para sorpresa de todos menos del propio Aranda. «Pero fíjate que es una antítesis de la otra. La música de ‘Amantes’ está sacada de un villancico popular, tiene cuatro instrumentos y una voz al final, que es la de Carmen Sarabia, solista del grupo Aguaviva, que canta ese tema de una manera muy especial. ‘Intruso’ sin embargo es una música muy compleja, de una textura armónica muy complicada, y en realidad puede decirse que son creaciones antitéticas  la una de la otra».

Para ‘Días contados’ de Imanol Uribe, José Nieto reconoce que se fio mucho del color de la película, «que era un color muy gris, no tenía colores brillantes y pensé que le iría bien una música que no tuviera muchos instrumentos y que fuese más apagada, por lo que utilicé dos baterías, trompeta, bajo eléctrico, guitarra eléctrica y creo recordar que cuatro o cinco saxofones, que son unos instrumentos que dan un tono más bien apagado y muy poco brillante. Ves, es otra música que muy poco tiene que ver con el resto», sostiene entre risas un compositor que si por algo se ha caracterizado es por su enorme versatilidad y eclecticismo.

También el aspecto docente ha sido una constante en la trayectoria de José Nieto, y no desde su retirada voluntaria del cine, como este cronista pensaba, sino desde hace más de 35 años, como reconoce el compositor. «En este caso me llamó Antonio Peral, del Aula de Músicos de Barcelona, que era corresponsal de la famosa Berkley de Boston, y me propuso hacer un curso de ‘film scoring’ con los alumnos. Pese a mi reticencia inicial y como siempre he hecho me lancé a la piscina sin saber si había agua y allí me percaté de que efectivamente tenía un sistema de trabajo en el que hasta entonces no había reparado demasiado. Empecé yendo una semana a Barcelona todos los años al Aula de Música. Enseguida, no sé cómo ni a través de quién, me ficha una de las personas más extraordinarias que yo he conocido, que es Josep Maixenchs, fundador de la Escac, para que vaya a dar unas clases a lo que en su inicio era una Escuela de formación profesional que contaba con un curso de cine en el que se impartían diferentes especialidades menos dirección. Empecé ahí y aquello se convirtió en la Escac, donde he estado dando clase hasta hace tres años, que se murió Maixenchs y lo dejé porque no me gustaba el rumbo que tomaba la escuela sin él. Luego, el Aula de Músicos lo absorbe el Conservatorio del Liceo y yo paso a dar clases en el Conservatorio del Liceo y en la Escac de Barcelona. Ahora lo único que hago es un máster de música aplicada en el Conservatorio del Liceo. Con esto te quiero decir que no es una actividad que haya ido tomando importancia porque la de composición haya decaído. No, al contrario. Eso siempre ha estado ahí y al dejar de interesarme el cine y ya no haber encargos de música de ballet, pues eso ha pasado a la historia, ahora se puede decir que mi actividad es solo la docencia», comenta Nieto, que también llena su tiempo con la publicación de libros como ‘Música y estructura narrativa’ que da continuidad a otro anterior titulado ‘Música para la imagen’, ambos basados en las clases que ha impartido en los centros mencionados. «Creo que es una obligación transmitir tus conocimientos», señala el compositor, algo que también va a hacer, a través de su música, en la sesión del viernes con el público leonés.          
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