José María Pou: "Hay un ambiente político en España que no me gusta nada"

El actor y director catalán retoma este viernes en el Auditorio Ciudad de León la gira de la obra ‘Viejo amigo Cicerón’, que ahonda en la personalidad de uno de los grandes pensadores de la humanidad

Emilio L. Castellanos
18/09/2020
 Actualizado a 18/09/2020
El actor y director catalán José María Pou regresa este viernes al Auditorio tras el éxito logrado el pasado año con ‘Moby Dick’. | DAVID RUANO
El actor y director catalán José María Pou regresa este viernes al Auditorio tras el éxito logrado el pasado año con ‘Moby Dick’. | DAVID RUANO
«Quiero volver a respirar el escenario». El cómico grita su deseo con vehemencia, con deseo, con esperanza… La alarma sanitaria le clausuró en casa y le privó del escenario, ese espacio simbólico al que ha entregado su vocación de actor y que aún hoy, poseedor de una excelsa carrera copiosa en referencias y detalles, le sigue apresando. José María Pou nació para el teatro y la interpretación siendo un chaval y ahora mismo, con 76 años de edad, sigue naciendo para él función tras función sin mengua alguna del entusiasmo y la pasión que le condujeron a convertirse en un sólido explorador de los misterios insondables del escenario.

El actor catalán ha dado voz a un sinfín de personajes. No hay páginas suficientes para enumerarlos a todos: Sócrates, el Rey Lear, el capitán Ahab, el inspector Goole, Orson Welles, el amante de una cabra… y Cicerón. Este último le traslada al Auditorio de  León este viernes (20:30 horas; 27 euros), año y pico después de su esplendoroso trabajo en ‘Moby Dick’, para hacer frente a un espectáculo, ‘Viejo amigo Cicerón’, que se soporta sobre tres pilares indiscutibles: el texto de Ernesto Caballero, la dirección de Mario Gas y la interpretación de José María Pou. Trío de ases de la escena nacional. «León va a ser el principio de una nueva etapa. Con menos público, con mascarillas, diferente…». El Auditorio de León es el punto de reinicio de la gira de un montaje al que el virus postergó al tiempo que este determinaba nuevas incertidumbres para todo el mundo. «Estamos hablando de algo no deseable, de algo triste, que ojalá no hubiera ocurrido nunca. Es algo que ha afectado a nuestra vida, a nuestra sociedad…, que nos va a seguir acompañando todavía un tiempo y que está provocando cambios que quedarán impregnados en la biografía de cada uno. Duele enormemente comprobar cómo la economía se deteriora y cómo esta situación está afectando al mundo de la cultura y el teatro, donde los empleos son absolutamente inestables. Ha sido un auténtico drama y espero que, al menos, pueda arreglarse mínimamente, aunque vamos a quedar tocados anímica y económicamente. En mi sector, en el teatro, ha desaparecido gran parte de su tejido laboral y no sé si los que no han resistido este envite podrán regresar alguna vez. Así soy de pesimista».

José María Pou siempre ha apostado por un tipo de teatro reflexivo, «que conmueva y conmocione al espectador, que le obligue a pensar en aquello que ha visto». ‘Viejo amigo, Cicerón’ ahonda en la personalidad de uno de los grandes pensadores de la humanidad y que, precisamente por ello, no se sustrae a la controversia. «Cicerón es una de las grandes figuras de la humanidad que ocupa varios estados diferentes. Forma parte de la historia de los grandes políticos, los grandes oradores, los grandes juristas… Hay quien le trata también de asesino por organizar el complot del asesinato de Julio César, que le costó literalmente la cabeza. Es un hombre que ocupa un amplio espectro de intereses que lo hacen muy contradictorio, muy interesante…». Mario Gas y José María Pou habían sido artífices de un espectáculo, ‘Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano’ (estrenado, al igual que el que hoy se representa en León, en el Festival de Teatro Clásico de Mérida), que fue una influencia decisiva para este ‘Viejo amigo, Cicerón’. «Pensamos que sería bueno otro espectáculo que, fijándose en otra figura histórica, diera motivos al espectador para la reflexión sobre sí mismo, sobre su época, sobre su momento…». Gas, Pou, Caballero y Focus, la productora, concluyeron que Cicerón ofrecía suficientes atractivos para interesar al público, lo que desató el nacimiento de un espectáculo que cambia las togas de época por un vestuario actual, que encaja la acción en un espacio escenográfico que representa una biblioteca y que sitúa a los personajes en un tiempo contemporáneo para, mediante un juego de recreación metateatral, asumir roles de la Roma de Cicerón, con este como principal eje de toda la acción. La trama presenta a dos jóvenes estudiantes (interpretados por Alejandro Bordanove y María Cirici) que, mientras preparan su tesis sobre Cicerón, se encuentran con un veterano profesor. «Casi sin darse cuenta, la obra va dando continuos saltos hacia el pasado y el presente, adoptando los actores diferentes personajes».  Gas y Pou se conocen desde hace años. Los dos son barceloneses y los dos han hecho del teatro su principal fuente creativa. Sin embargo, no empezaron a colaborar juntos hasta ‘Golfos de Roma’ (1993). Su relación profesional se ha basado siempre en el respeto, «algo que se da de manera natural en nuestro caso concreto». «Pertenecemos a la misma generación, hemos mamado de la misma teta teatral, llevamos más de 50 años respirando el mismo aire teatral. Tenemos muchas cosas en común, entre ellas y la más importante el mismo concepto del teatro. Tenemos un mismo magma cultural, teatral, intercambiable. No es algo habitual. Nos admiramos mutuamente, aunque no hemos trabajado juntos todo lo que hubiéramos querido. Curiosamente, mi lazo de unión con él pasa por el Teatro Romano de Mérida, donde hemos estrenado todos los montajes que hemos hecho juntos», concluye Pou.Cicerón fue un político y jurista brillante al que le persiguen sus contradicciones, lo que le hace aún más atractivo. «Hizo cosas estupendas y metió la pata miles de veces. Gran parte de lo que se dice en escena, son frases oradas y luego escritas por Cicerón. Son palabras y opiniones acerca de la política, de la democracia, de las relaciones personales y sociales… que mantienen su vigencia». «Soy un ciudadano romano que no puede aceptar ningún poder que pretenda estar por encima de las leyes». «Lo único que tenemos que aprender en democracia es aprender a elegir a aquellos que nos van a representar y elegir siempre a los mejores»… Son textos que se escuchan en la obra «escritos por Cicerón hace un montón de años y que al público le suenan a ahora y que pueden perfectamente aplicar a su experiencia personal y social». El pensamiento de un Cicerón, compendiado en obras como ‘Las Catlinarias’ o ‘Las Filípicas’, se mantiene actualmente muy vivo. «Algunas de sus frases las escuchamos frecuentemente [El entrevistador es recompensado en este momento con un rosario de citas de Cicerón en latín y castellano, magnetizado por la declamación de un Pou en estado de gracia y agradecido por exclusivo privilegio]. Habla de cosas sobre las que estamos depositando nuestra mirada continuamente». La obra de Caballero concluye con estas palabras: «Hoy se nos aparece un nombre. Cicerón, que a pesar de sus flaquezas y  contradicciones defendió, hasta pagar con su vida un sistema de convivencia en el que primara el entendimiento; un político ilustrado, un político culto, que se enfrentó a las pretensiones de tantos y tantos dictadores de aquellos días y lo hizo tan sólo con las armas de la elocuencia mediante cuidadas y certeras palabras; un hombre que se preocupó de que, una vez reconocidos los derechos de cada ciudadano, nos preguntáramos qué podemos hacer todos juntos. Esa es la gran pregunta». «Pensemos sobre eso», invita el actor y director catalán.

La clase política actual es hoy por hoy objeto de numerosas críticas y Pou no quiere caer en la generalización. «No todos son iguales. Los ha habido (y hay) entregados a la causa de la justicia y al bienestar de la sociedad. Y luego han existido otros dedicados a la corrupción, a robar, a provocar escándalos, al robo… Los conocemos con nombres y apellidos. Cuando hablamos de los políticos generalmente nos referimos a los que dan la cara, a los que cada día hablan, razonan o simplemente vocean, a los que generan noticias. Algunos de ellos aciertan, otros no; algunos están equivocados y otros son meros provocadores sin más. No sé si alguno de ellos ha leído a Cicerón o si son partidarios de El Guerrero del Antifaz… Hay un ambiente político en España desde hace muchos años que no me gusta nada. Creo que el debate político nacional debería ser otro, no tan sucio, no tan enmarañado. Hace mucho que no escucho una buena idea, una buena reflexión en boca de algún líder político en activo. También es verdad que yo ya tengo mi edad y me siento un poco amortizado. Estoy bastante decepcionado con la nueva clase política».
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