Jornada de reflexión

Trato primero de llegar con las manos hasta el suelo sin doblar las rodillas. Imposible. Con los años y según para qué cosas, me he vuelto más inflexible. No es no, sí es sí y el que calla no siempre es de Astorga. Reflexiono: el suelo no se ve tan lejos. Así que me doblo un poco y lo toco. Ya está, he llegado al fondo de mis expectativas, es como si hubiera vuelto al año 2008. Ahora sólo puedo subir o comprarme un martillo neumático y saludar a la vecina del piso de abajo.

-Hola, vecina. Estoy en plena jornada de reflexión. ¿Mañana a por el voto y el vermú, no?

Mantengo un poco la posición para tener autoconciencia. Culo al alza, rodillas flexionadas, manos en el suelo. No puedo llegar así el domingo ante la mesa electoral, de ninguna manera. Esto me recuerda a aquella vez que me metí en una clase de yoga sin tener ni idea y la profesora pidió que hiciéramos la postura del perro. Para el resto era lo normal, pero yo sólo podía cerrar los ojos y pensar: «tranquila, aquí sólo hay buena gente, buena gente, tranquila». Cuando la profesora pasó a la respiración de fuego, el tema ya resultaba demasiado ardiente y no sabía qué pensar.

Me levanto despacio, para evitar contracturas. Levanto los brazos y me estiro hacia el techo todo lo posible. Dudo de si he llegado a lo más alto de mis expectativas o me están atracando. No puedo ir a votar con la papeleta en alto, ¿cómo voy a meterla en la urna?, ¿tendrá que saltar la presidenta o presidente de mesa y arrancármela de la mano engarfiada?, ¿y si me quedo paralizada en esta postura y alguno aprovecha para robarme el voto y echarlo a la papelera?

No. Tengo que ser práctica y practicar sólo los movimientos básicos. Vamos a ver: en la mano derecha el carné, en la izquierda el sobre.

Flexión. Reflexión.

Estiramiento hacia la urna.

Flexión. Reflexión. Estiramiento.

Ahora sí. Estoy preparada. He pensado bien al escoger la entrada de esta película. Va a durar cuatro años y no me apetece nada del Medievo. A ver qué toca, a lo mejor sale un musical. Apuesto por ‘All That Jazz’. Ahora le va mejor su título en español: ‘Empieza el espectáculo’.