Jeringuillas y jeringonzas

Atiborrados los hospitales del país por ‘salvar la navidad’ (25 de diciembre, fun, fun, fun…), vemos cómo el poderoso don dinero se sirvió en este país de la inconsciencia de sus irresponsables políticos de diverso ámbito competencial y españolitos de varia edad, pero ningún sentido común y nula solidaridad, no para salvarla, sino para asestar una nueva tortura a nuestra sanidad pública, a muchos de sus sanitarios, ya tan mermados de fuerzas y salud. Pero para ello ya buscarán culpable unos y otros mientras apagan su conciencia, si es que aún les queda, que lo dudo. Como también dudo si son amnésicos o se lo hacen. ¿Cómo han podido olvidar todos ellos la primera ola pandémica en la primavera, la segunda en verano, la tercera en otoño como para, con sus palabras, obras y omisiones, fabricar esta cuarta con las compras prenavideñas y las reuniones de las felices fiestas? ¿Tan pronto han olvidado sus muertos, sus secuelas?

¿Recuerdan? Ya a lo largo del mes de enero habría más vacunados que contagiados cada día, ya tralarí, tralará… Y ahora… ¡fun, fun, fun!, sigue el triste, doloroso y lamentable espectáculo.

Por esa irresponsabilidad dudo si llamar, a unos, dirigentes o manipuladores; a los otros, conciudadanos.

Si ya antes de estos tiempos pandémicos me costaba trabajo comprender muchos aspectos de la realidad, qué les voy a decir de hoy en día. Tan sólo confío en el bien hacer, en el duro hacer, del personal sanitario y del sufrido personal de los ‘servicios esenciales’. De todas esas personas que durante los peores tiempos nos facilitaron –en muchos sentidos también nos normalizaron– continuar la vida con las funciones sociales básicas.

Pero, ¿qué me dicen ustedes de la falta de jeringuillas adecuadas para el aprovechamiento de las vacunas? Ignoro la verdad de que, desde junio, Sanidad ya había avisado a las comunidades autónomas, mas sí me consta que a finales de agosto la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios recopilaba información sobre fabricantes de jeringas y agujas con vistas a garantizar el vacunado contra el Covid-19 una vez estuviesen disponibles, como igual se sabe que las jeringuillas adecuadas para extraer la sexta dosis de la vacuna se fabrican en Fraga (Huesca) desde 1986.

Para mayor irritación, ahora sí sabemos también de las jeringonzas o jergas exculpatorias de alcaldes, consejeros, generales, obispos y demás sinvergüenzas prestos al «ande yo caliente ríase la gente». Sus santas madres. Sus… madres.

¡Salud, esperanza y resistencia!