El actor de Sahagún, Javier Bermejo, es uno de los componentes de La Submarina, compañía leonesa en la que también militan Miguel Ángel Barajas y Alberto Díaz, que ha sido elegida por la Concejalía de Acción y Promoción Cultural del Ayuntamiento de León para conmemorar esta fecha con dos montajes que ya han sido representados en varias ocasiones en León, si bien es la primera vez que lo hacen en el escenario del Auditorio. «La verdad es que estamos muy contentos de poder llevar ambos montajes al Auditorio, sobre todo porque para ‘El señor Ibrahim y las flores del Corán’ supone en cierto modo una despedida pues llevamos bastante tiempo representándola y pensamos, tanto Miguel Ángel Barajas como yo, que este puede ser un muy digno colofón. Por el contrario, ‘Confesiones de don Quijote’ está dando sus primeros pasos y su presencia en el Auditorio puede servir de trampolín», sugiere Bermejo, que comenta ambos espectáculos fueron en su día estrenados en el Teatro El Albéitar de la ULE. En el caso de la adaptación de Ernesto Caballero de la novela de Eric-Emmanuel Schmitt que fue llevada al cine por François Dupeyron, Javier Bermejo recuerda que descubrió la obra cuando Juan Margallo, que entonces representaba la función, le estaba dirigiendo en Valladolid en ‘El doncel del caballero’ con la compañía La Quimera de Plástico. «Ahí conocí el montaje y le pedí a Miguel Barajas que nos pusiéramos a trabajar con este texto maravilloso. Una vez que lo leyó fue él quién insistió en hacerlo», recuerda Bermejo, que no ha querido ver hasta ahora la película de Dupeyron para no verse condicionado por otras interpretaciones. «Seguramente a partir del miércoles la vea porque será difícil que hagamos más funciones. No he querido verla porque no quiero condicionarme, en este sentido soy un poco raro, tal vez. No me gusta ver lo que hacen los otros, sino dejarme llevar por el texto y el personaje», sostiene el facundino. 
Para Bermejo lo que más destaca de ‘El señor Ibrahim y las flores del Corán’, en la adaptación de Ernesto Caballero, es el tratamiento que hacer de un tema tan universal como es el amor, entendido en este caso no como un amor romántico sino de amistad entre dos personas de diferentes culturas y creencias religiosas, que implica también un claro mensaje de comprensión y de tolerancia, que no se estilan precisamente en estos tiempos que nos ha tocado vivir.En ‘El señor Ibrahim y las flores del Corán’ Bermejo mantiene un duelo actoral con Miguel Barajas, una modalidad que como actor le satisface, aunque también le gusta interactuar con más personajes dentro del escenario. «En la actualidad estoy ensayando en Valladolid ‘Las guerras de nuestros antepasados’ de Miguel Delibes, que es otro ‘tour de force’ como dirían los franceses. Es una cuestión difícil de contestar porque las herramientas del actor tienen que estar siempre dispuestas y con todos los sentidos puestos. Tienes que estar siempre pendiente y muy atento, estés en el escenario con uno o con dieciocho. En ‘Divinas palabras’ no hablo pero tengo que estar en una escucha permanente», reconoce Bermejo, que en ‘Confesiones de don Quijote’ asume un rol tal vez menos protagónico que el de sus compañeros Alberto Díaz y Miguel Ángel Barajas, pero no menos importante al servir como puente entre el escenario y el patio de butacas. «Mi personaje es una especie de testigo, de narrador, que sirve de enlace entre la escenario y el público. Tal vez sea menos lucido que los de Alberto y Miguel, pero es imprescindible dentro de la función».