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Jaque a la democracia

10/01/2021
 Actualizado a 10/01/2021
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Miles y millones de copos caen tras el cristal de mi ventana y yo, que solo recuerdo dos o tres nevadas fuertes en mis veintiún años –a diferencia de ustedes, que lo tienen como una constante cada invierno–, no puedo evitar mirar con la ilusión de una niña cómo todo se tiñe de blanco. Por inercia, abro la cristalera, dejo que la nieve se pose sobre mi ropa mientras el gélido viento me da en la cara y, de paso, aprovecho para grabar vídeos para Instagram. Antes de quedarme pajarito, cierro el ventanal, pero sigo sin ser capaz de apartar la mirada del horizonte. Todo es mejor que los apuntes que tengo a un palmo y que me han dificultado tener unas placenteras fiestas.

Por suerte –o por desgracia, ya no sé desde qué perspectiva analizar lo que sucede–, este 2021 está siendo un digno sucesor del año pasado, nos está dejando gloriosos momentos para recordar y a mí me permite desconectar de los estudios con excusas creíbles. Sin duda, el asalto al Capitolio del pasado miércoles se lleva la palma. Este acto es difícil de calificar sin utilizar la palabra ‘surrealista’, pero también se me ocurren otras como clasismo o jaque a la democracia que evidencian el sistema de la nación más poderosa del mundo. Durante las protestas del movimiento Black Lives Matter, el monumento de homenaje a Abraham Lincoln fue protegido por reservistas del ejército, pero este miércoles llegó a haber policías haciéndose fotos con los ‘trumpistas’ que irrumpieron en el Capitolio. ¿De verdad nos seguimos creyendo el cuento de que todos somos iguales ante la ley y las instituciones?

Si Trump y sus seguidores salen impunes –no tengo duda de que así será–, no debería extrañarnos que estos movimientos se den en otros países, incluyendo el nuestro. Esto es un efecto dominó y Estados Unidos siempre es la gran pieza que procede a tumbar las demás. O dejamos de blanquear a grupos no democráticos o sus falsos y provocadores mensajes calarán en el tejido social hasta poner en jaque a nuestro sistema, del mismo modo que los diminutos copos de nieve que se observan tras el cristal terminan formando una gruesa capa que impide dar pasos hacia delante.
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