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Jamón, mejor que verbena

13/07/2020
 Actualizado a 13/07/2020
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Lógicamente, y por mucho daño que cause al sector del espectáculo, este verano ni después del estío si no conseguimos frenar a este virus que ya ha demostrado de sobra su capacidad para extenderse con el movimiento de la gente no puede haber fiestas en los pueblos. Ni procesión con el santo patrón de la localidad ni torneos que impliquen contacto, ni comidas populares ni mucho menos verbenas.

Lo primero, porque mientras no haya otro escenario hay que evitar como sea organizar eventos masivos; y si alguien con poco criterio los organiza, lo más prudente es no ir. Y lo segundo, tampoco sería de recibo que un pueblo de 300 habitantes haga en julio fiesta fastuosa con misa solemne, baile vermú, juegos infantiles y verbena con quema de fuegos artificiales si entre marzo y abril enterró a veinte vecinos… de la manera que tuvo que hacerlo y que todos sabemos.

Hablaba de este tema el otro día con una persona que vive en parte del mundo del espectáculo –quien en confianza me daba la razón aunque de cara a la galería tenga que defender las verbenas– cuando nos comentan la iniciativa del acalde vallisoletano de La Mudarra, un pueblo que en junio tenía que haber celebrado a San Antonio de Padua con un presupuesto de 9.500 euros para la fiesta y decidió gastarse ese dinero en comprar una paleta ibérica para cada vecino.

Es evidente que con 150 habitantes es más fácil de llevar a cabo iniciativas de este tipo que si residen 10.000. Pero mucha gente, se lo aseguro, firmaría con su ayuntamiento o junta vecinal cambiar las fiestas por un jamón ibérico de aquí en adelante. O una paleta, según las cuentas de cada sitio y los vecinos a repartir, o cualquier otra cosa que puedan llevarse a casa y disfrutar más tiempo de lo que duran cuatro pasodobles y un par de bachatas o se tira una docena de cohetes.

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