Irreductibles enredabailes

21/09/2022
 Actualizado a 21/09/2022
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Siempre hablan los viejos músicos de aquellos tiempos heroicos en los que iban a tocar de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta, atravesando montes con los instrumentos a cuestas para quedarse tres o cuatro días en las localidades que celebraban sus fiestas, comiendo cada uno en una casa, durmiendo en otra, tocando hasta tarde y a primera hora dispuestos para el pasacalles, la procesión, la misa y lo que les pidieran, «hasta el himno nacional teníamos que tocar ‘a la alzada’», recordaba Sergio Álvarez, el inolvidable saxofonista de Odollo, tantos años integrante de la famosa orquestina del pueblo, que recorrió toda Cabrera y comarcas vecinas.

Han llegado los tiempos de las orquestas escenario, que llegan a los pueblos con una flota de camiones espectacular, tanto que salen a verla pasar los vecinos como si fuera el primer ‘pase’ de la verbena. Montan, tocan y se van. Un día en cada pueblo.

Pero no se ha extinguido la raza de los viejos músicos, los históricos enredabailes andan por ahí repartidos en grupos de música y bailes tradicionales, con la gaita en una mano y el tamboril en la otra, con muchas horas al sol para lucir una feria o una procesión acompañados de los pendones y otras tradiciones nuestras. Irreductibles, infatigables.

Lo que no quita para que, de vez en cuando, necesiten sentarse.

(Por cierto, a la alzada es cuando se consagra la hostia).
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