07/06/2022
 Actualizado a 07/06/2022
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El martes día 7 de junio, cuando salgan a la luz estas líneas, se cumplen los cien años de la creación de la Sociedad Deportiva Ponferradina, un equipo que ha ido creciendo hasta llegar a las puertas de la Primera División. Con tal motivo se celebra una Eucaristía de acción de Gracias en el campo del Toralín, presidida por el Obispo de Astorga y con la compañía de la imagen de la Virgen de la Encina. Sin duda, junto con la Deportiva, son dos realidades emblemáticas en el Bierzo. Veremos, pues, al primer campo de fútbol berciano convertido, al menos por un día, en ‘La Catedral del Fútbol’.

Más de un domingo por la mañana, aun a pesar del frío, de la niebla o de la lluvia, a la hora de misa, se puede ver el entorno de estadio plagado de coches de los fieles aficionados. Y, aunque las comparaciones sean odiosas, uno se pregunta qué pasaría si esas mismas gentes fueran también la las iglesias. En realidad hay tiempo para todo y es evidente que el deporte y la religión no son incompatibles. Que le pregunten si no a Don Jesús, ahora Obispo de Astorga y en tiempos portero de la Cultural Leonesa o a algún cura, que también lo hay, que conjuga la pastoral dominical con la asistencia a los partidos de la Ponferradina, aunque caigan en domingo.

Ya decía el poeta latino Juvenal aquello de «Mens sana in corpore sano». La afición al deporte no se opone al cuidado del espíritu, sino que se complementan. Y viceversa. Ciertamente la mera asistencia a un partido desde las gradas no es lo mismo que hacer ejercicio físico, pero es también una terapia. Para muchos aficionados se trata de una oportunidad de desahogarse, es como una especie de catarsis.

Volviendo al poeta latino, nos viene a la memoria aquella otra frase suya de «panem et circenses», cuya finalidad era denunciar el inmovilismo de los ciudadanos de Roma contra las intrigas de los líderes y las maniobras que utilizan para controlar a la población. La idea es que mientras las personas coman y se diviertan, los poderosos pueden hacer lo que quieran, no estarán preocupados. La historia se repite. Es muy frecuente entre nosotros comprobar que, sobre todo en bares o en otros foros parecidos, el tema predominante de conversación suele ser el fútbol, aunque haya gravísimos problemas que afecten a nuestra sociedad. No obstante, nos alegra que se llenen los campos de fútbol y que la afición no decaiga. Pero ya nos gustaría que ello no supusiera descuidar otras facetas importantes en la vida, como es la práctica religiosa.
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