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Inviolabilidad violada

24/10/2021
 Actualizado a 24/10/2021
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Afirma el presidente del gobierno en una entrevista que es hora de revisar la inviolabilidad del monarca ante la ley, que quizás sea un concepto caduco. Y no. Lo que es caduco es la monarquía en sí, pero la inviolabilidad es consustancial, porque sin ella decae la majestad, se derrumba la última distinción que hace de la monarquía algo contrario a una ley que dice reconocer a todos iguales ante ella. Hablamos de una institución fundamentada en la preeminencia y el imperio de ciertas personas por razones de sangre, por un designio divino en origen, algo ajeno a nuestro sistema de valores. O es por la gracia de un poder ultraterreno o la monarquía no puede ser; o está por encima de lo que limita a los demás seres humanos (y también de los propios humanos, pues el rey no es su par) o forma parte de ellos y, entonces, no cabe sea su rey. Ser superior o nada. Con la cabeza del primer rey rodaron las de todos ellos, despojarle de su inviolabilidad supone dinamitar su privilegio, la última frontera. A ver si la pasamos pronto.

Convertir al rey en el ciudadano ejemplar que algunos pregonan entra en el terreno de la discusión y al rey no se le discute. ¿Quién marcaría entonces forma y fondo de esa ejemplaridad? ¿A qué valores habría de responder? ¿Bastaría con tributar y portarse como un aplicado ciudadano acomodado, burgués de clase media, o debería contar con un superpoder que, utilizado según normas de incuestionable rectitud, lo situaría, de nuevo, por encima o al margen de... la ley? No hay manera: o un absurdo pacto social lo libera de la condición humana y en ese caso, por ejemplo, el Emérito no debe responder ante nadie y ni siquiera debió huir, o el rey es humano y no tiene por qué ser rey.

Cierto es que hay monarquías electas, pero una vez producida la elección, el principio se consagra vitaliciamente, lo cual también atenta contra la misma esencia de la democracia representativa y su periodicidad. Y si el rey se elige periódicamente, ya sabemos cómo se llama esa figura política: la usan los vecinos. No les va mejor, pero no se trata de eso.

Las instituciones tienen su lógica interna y sin ella se convierten en un mecanismo ajeno, roto, carca. También por ese motivo el vídeo de C Tangana y Nathy Peluso debió purgarse con una suerte de ceremonia de exorcización, se llame como se llame, que ahuyentase lo pecaminoso de su comportamiento de los lugares donde solo cabe una carnalidad beatífica y ortodoxa. Si esto no agrada, por suerte ya no es obligatorio pertenecer a la iglesia, como tampoco lo es declararse monárquico. Qué alivio. Ni tampoco que te guste la bachata, aunque sea patrimonio de la humanidad. Todo esto resulta gracioso contemplado desde una lógica externa más amplia, una que permite, al menos, echar unas risas con el ridículo de uno y otros. La inviolabilidad de la sacristía de la Catedral de Toledo es como la del rey: si lo humano viola su ámbito, la risa lo disuelve todo en un santiamén.
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