20/11/2015
 Actualizado a 11/09/2019
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¡Qué lejos están ya las primaveras! Todas las primaveras, en especial las árabes, resultaron ser el prólogo a un largo y sombrío invierno. En París este invierno es frío y triste. La sinfonía de este invierno tiene el sonido metálico de los disparos de los kalashnikov acompañados de terroríficos gritos de ‘Alahu Akbar!’ (¡Alá es el más grande!) y de explosiones de yihadistas inmolándose. El invierno de París se ha llenado de dolor y desesperación: la mayor carnicería que la ciudad ha conocido desde la II Guerra Mundial.

El invierno de París no es más que una pequeña muestra del invierno de barbarie que se vive en el planeta. Según el Índice Global de Terrorismo elaborado por el Institute for Economics & Peace (IEP) 32.685 personas fueron asesinadas en atentados en 2014, la mitad de ellas por el ‘Estado Islámico’ (ISIS) y Boko Haram. Sólo el 2,6% de las víctimas desde el año 2000 se registraron en Occidente.

Los espantosos atentados del invierno de París nos pueden servir para aproximarnos a la compleja verdad del terrorismo, un círculo vicioso de cinismo. Un círculo que empieza con el lucrativo negocio de las guerras, la venta de armas. Por ejemplo, España vendió más de 720 millones en armas a Arabia Saudí, Catar y Kuwait en los últimos tres años. Estos países a los que hemos armado, a su vez están armado a los grupos radicales yihadistas que finalmente han constituido Isis. El círculo continua y, finalmente, son estos grupos los que acaban amedrentando con su violencia a occidente. El círculo termina con la escenografía macabra de líderes políticos y religiosos mostrando sus condolencias a las víctimas de este despropósito. Paradójicamente se impulsan unas guerras lejanas que finalmente nos explotan aquí en forma de cruel terrorismo. Pero no importa, los que crearon el problema ahora son los que nos prometen seguridad. Eso sí, siempre a cambio de lo poco que nos queda de intimidad y libertad.

Recientemente Pedro Baños, Coronel del Ejército de Tierra y uno de los grandes expertos en geopolítica de nuestro país, a propósito del aparente ‘superpoder’ de Isis expresaba en los medios: «¿cómo no se va a poder acabar con esta ‘amenaza para el mundo’, tal y como dicen algunos, que está formada por 50.000 combatientes que, además, carecen de recursos aéreos y que tampoco tienen medios potentes de defensa antiaérea?»

Parece que todos los inviernos continuarán, incluido el de París, porque a los que negocian con las guerras no les interesa que florezca ninguna primavera.
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