05/07/2018
 Actualizado a 11/09/2019
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Mis amigos nunca me entienden cuando digo que todos los partidos políticos son exactamente iguales, como gotas de aguas. Me vienen con la matraca de que los de izquierdas se preocupan más por los temas sociales y eso. Como el tiempo es ese juez inexorable que da y quita razones, tengo que reconocer que, en la inmensa mayoría de las ocasiones, yo tengo razón. Será algo inherente a la condición humana, seguramente, pero en cuanto tocan, ¡que digo tocan, huelen!, poder, todos pierden la cabeza y hacen lo contrario de lo que han predicado hasta entonces. Y todos, unos más y otros menos, se ven inmersos en el fregado de la corrupción. ¡Oye!, que no estoy defendiendo al Pp. Quién la hace la paga y estos señores deberían estar chupando banquillo por lo menos dos legislaturas, que desde la barrera se lamen mejor las heridas y se ven mejor los toros.

Hablando de banquillo... Este país no tiene remedio. El domingo uno vio descorazonado como Iniesta estaba sentado en el banquillo ante Rusia. Imaginaos la que se hubiera montado en Francia si el seleccionador de turno dejase sentado a Zidane en uno de los últimos partidos con el equipo nacional. No estoy comparando quién de los dos ha sido mejor. No es el caso. El caso es, y es claro como la luz bendita, que Iniesta ha ganado con la selección española un título más que Zidane con la francesa. Al mentado seleccionador francés, como poco, lo hubieran capado. Pues aquí ha ocurrido. El Cicerón éste que tenemos de seleccionador ‘provisional’, (cómo los alférez en la guerra incivil y el presidente del gobierno en funcionamiento), dejó sentado al jugador español que ha ganado más títulos en su carrera y que es, como poco y reconociendo que no está en su mejor momento, bastante mejor que los que puso en su lugar. De hecho, el primer tiro a puerta de España, (quitando el churro que se marcaron los rusos en propia meta), fue de Iniesta... Esta voracidad cainita ya había pasado antes con los otros dos emblemas de nuestro fútbol: del Bosque señaló a Xavi en Sudáfrica y a Casillas en la última Eurocopa. Que casualidad que los dos entrenadores que se han ‘consagrado’ haciendo tal desafuero, tengan el ADN del Madrid... El Manso de Salamanca y el Cicerón de Málaga, no pudieron echar un borrón mayor en su carrera. Y es que aquí nos olvidamos muy rápido de los servicios prestados y de que los galones, como en la mili, lo significan todo.

Me duele que España haya sido eliminada por Iniesta, sobre todo, y porque se nos escapa la única oportunidad que tenemos todos de presumir de España. Por Iniesta porque no se merece una despedida así. Y porque el sentimiento como nación lo hemos olvidado desde hace mucho tiempo y solo reverdece cuando estos chavales se ponen a jugar a fútbol y a ganar. En ese caso, y sólo en ese caso, toda la nación va a una, como los de Fuente Ovejuna. Tampoco en cierto del todo: quedan los supremacistas de siempre, los racistas del este y algunos, pocos, del norte, que en los mundiales se alegran de que España pierda y van con, pongo por caso, Canadá, aunque no juegue.

¿De quién es la culpa? No lo sé ni me importa. Sólo quiero recordar a los que siempre reniegan de su país que este es un hecho nuevo, que no tiene más allá de cuarenta años. Todos los que murieron durante y después de la guerra incivil, lo hicieron con la palabra España en la boca. Ninguno, ni de un lado ni del otro, (quitando a los descerebrados antes mencionados del este y, pocos, del norte), pusieron en duda a su patria. Murieron por intentar imponer un sistema de gobierno, que es muy distinto. Y siempre ha sido así. En todas las guerras entre españoles, se luchaba por cambiar un estado de cosas con las que no estaban de acuerdo, (la pobreza, la desmedida influencia de la iglesia, la igualdad, la libertad o las contrarias, dependiendo del bando), pero nunca ninguno puso en duda su patriotismo.

Al final debemos preguntarnos que es España. Para mi, un mindundi al que le dan la oportunidad de alzar la voz una vez a la semana en esta columna, España es un libro, (El Quijote, por supuesto), una pintura de Velázquez, de Goya, de Miró o de Gris, el primer país del mundo en donación de órganos para trasplantes, uno de los pocos en los que la gente todavía se indigna, un cocido como dios manda en invierno, una paella, un plato de pulpo, las fiestas de mi pueblo o de otro cualquiera de los miles de pueblos que hay, tomar unas cervezas con los amigos a la fresca en cualquier terraza, un abuelo que va a buscar a sus nietos al colegio, el que, a duras penas, eso sí, sigue teniendo una sanidad magnífica, universal y gratuita, el que está sembrado de comedores sociales para atender a los que la vida ha derrotado... En definitiva, un sentimiento. Salud y anarquía.
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