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Iniciativas e inactividades

26/07/2020
 Actualizado a 26/07/2020
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Este periódico, hace un par de semanas, publicaba las declaraciones de Eduardo López Sendino, la voz ‘viva’ de la UPL en el Ayuntamiento de León y de un sector del leonesismo andante –que no todo– en el grueso de un amplio reportaje con el testimonio de los portavoces de la oposición municipal. El objetivo era evaluar el primer año de José Antonio Diez al frente de la Alcaldía, y vaya por delante que lo del concejal de Podemos, que se presta al juego de la valoración y la crítica, resulta estrambótico. Se le olvida que forma parte del ejecutivo de Diez.

López Sendino señalaba que veía en los actuales gestores municipales una actitud muy diferente a la de los dos equipos de gobierno anteriores, uno y otro del PP. «Entonces –decía– había una inactividad total y ahora se ven iniciativas…». Se le ‘olvidó’ recordar el mandato 2007-2011 –el previo a los que citaba– en que su partido cogobernó el municipio junto al PSOE.

Fueron los tiempos del fracasado y ruinoso tranvía, de la absurda remodelación de Fernández Ladreda (otra ruina para los vecinos y los comerciantes, que, desprotegidos, quedaron aislados en aquel desierto asfáltico); del famoso ‘Pocoyó’, en Papalaguinda, reconvertido en un atentado al sentido común, o el desastre del singular jardín de San Francisco, transmutado en una decadencia extrema. Y una deuda multiplicada –que es lo mollar– innombrable. Esa fue una parte –sólo una– de la herencia sobrevenida para los que llegaron luego, producto de las ‘iniciativas’ mancomunadas de la UPL con el PSOE.

En el siguiente mandato 2011-2015 con Emilio Gutiérrez a la cabeza, las ‘iniciativas’ estaban claras: el mantenimiento de la ciudad en todos los órdenes –que se llevó a cabo con los mínimos recursos dinerarios– y la amortización de la devastadora deuda. La tesorería y los polvorientos cajones se gestionaron de manera irreprochable. Las facturas arrumbadas en ellos se contabilizaban por cientos. O por miles. Y se pagaron. Las cuentas están ahí. No son manipulables. ¿O sí?

Y puestos, nadie mejor que él para tasar su trabajo en Poridad por esa época, una vez que dimitiera Javier Chamorro. Aquello sí que fue una ‘iniciativa’ desastrosa para la UPL. Le correspondía la sustitución de Chamorro a Pablo Martínez, quien declinó el acta de concejal al no sentirse representado «por la corriente de Sendino dentro del propio partido». Bofetada. Y apareció Mónica Álvarez Manso y nuevo follón. Para calibrar las cosas y explicarlas bien, llegó un momento en que ni se dirigían la palabra. Ni mu. ¿Y pretendían trabajar por el bien de la ciudad? Unachufla. Esas fueron las ‘iniciativas’ leonesistas. Al final, Manso abandonó el partido. Y Sendino se atornilló. Y hasta hoy.
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