Infraviviendas a 10 minutos del centro de León

Personal del parque de Bomberos del Ayuntamiento de León señala las zonas de la ciudad más vulnerables a los incendios causados por situaciones de pobreza energética

D.L. Mirantes
11/09/2017
 Actualizado a 13/09/2019
Infravivendas en la zona antigua de La Lastra. | MAURICIO PEÑA
Infravivendas en la zona antigua de La Lastra. | MAURICIO PEÑA
«En la avenida de la Facultad hay casas de dos millones de euros y en la calle posterior, en San Claudio, hay infraviviendas». Es una de las reflexiones que el experimentado bombero del parque de León, Alberto García, puso sobre la mesa en las II Jornadas sobre Pobreza Energética de Isadora Duncam, que se celebraron en mayo en el Musac. Los cambios operados en la fisionomía de la ciudad en los últimos años no han llegado con la misma intensidad a todos los barrios, incluso dentro de un mismo barrio se pueden apreciar notables diferencias entre construcciones.

García apuntó que, «aunque parece mentira», se pueden encontrar infraviviendas en San Claudio, Armunia, El Crucero, La Inmaculada, algunas zonas de El Ejido, las calles entre el cuartel de la Guardia Civil de Fernández Ladreda y la avenida José Aguado o las calles aledañas de las avenidas de Antibióticos y Doctor Fléming, la prolongación de Ordoño II y en casi todos los pueblos de la provincia.

«Conozco gente el pueblo que están cobrando 500 euros de pensión, son mayores y viven solas», explica García, que considera que estas personas «subsisten o sobreviven, pero sucalidad de vida no es la que tendría que ser». Este fenómeno no es exclusivo del medio rural y, tanto en los pueblos como en la capital, se encuentran con personas que viven solas y que sufren una caída y «se pasan varios días sin que nadie las atienda porque no tienen esta posibilidad y en algunos casos mueren».

Por pobreza energética se entiende «la incapacidad de un hogar para satisfacer una cantidad mínima de servicios de la energía para sus necesidades básicas». Afecta principalmente a parados, inmigrantes, personas en exclusión social o con bajos recursos, «gente que cobra una pensión baja (entre 500 y 600 euros), los bonos sociales, la ‘ayuda de los 400 euros’... aunque «seguro que hay más». Estos colectivos «no disponen de recursos para poder acceder a viviendas dignas».

Inmuebles sin rehabilitar

Es preciso aclarar que se consideran infraviviendas a inmuebles sin rehabilitar de entre 50 y 60 años de antigüedad, «cuando no existína normas técnicas de edificación y no se atendía, por ejemplo, al reglamento de baja tensión». En este punto, el bombero apunta que se ha encontrado «viviendas con cables pelados cogidos con porcelanas a maderas» y esto «hoy en día, no hace 50 años». Están en edificios de dos o tres plantas, sin ascensor, con deficiencias en las instalaciones y falta de mantenimiento,en als que sus habitantes se ven forzados al uso de estufas y cocinas obsoletas, de braseros y radiadores de resistencias, estufas de gas, enganches fraudulentos a gas y electricidad, chimeneas sin mantenimiento, etcétera.

Además, en líneas generales, este tipo de viviendas «no disponen de servicios esenciales o los utilizan de formas precarias». Esto obliga a quienes en ellas han de residir a hacinarse. «He encontrado viviendas de entre 50 y 70 metros cuadrados en las que viven entre 20 y 25 personas», relata García.
Hogueras en pisos

Todo ello provoca situaciones críticas con serio riesgo para la vida de las personas que las habitan y que tienen alta probabilidad de sufrir accidentes como el que obligó a intervenir a los Bomberos de León en la calle 5 de octubre de la capital leonesa. «Me encontré un fuego en una habitación para calentar la vivienda, es decir, en el centro de la habitación una hoguera», relata García, no sin estupefacción.

Este tipo de hogueras para calentarse en espacios interiores, donde también es habitual el uso de velas para iluminar, pueden provocar muertes por incendios por inhalación de los gases que se producen en toda combustión, todos ellos nocivos.
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