22/08/2017
 Actualizado a 07/09/2019
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Uno de los terroristas tristemente famosos por el atentado de Barcelona llegó a escribir en una red social que si pudiera «mataría a todos los infieles y solo dejaría a los musulmanes que siguiesen la religión». Nada nuevo si nos atenemos a que en el Corán se dice: «Creyentes, combatid a los infieles que tengáis cerca. Que os encuentren duros. Sabed que Dios está con los que le temen». Es lo que siempre hemos conocido como «guerra santa».

En El Corán, libro que desde hace años tengo sobre la mesita, se especifica quiénes son los infieles: «Los que dicen que Dios es el Mesías, hijo de María, son infieles». «Infiel es el que dice: Dios es el tercero de la Trinidad, en tanto que no hay más Dios que el Dios único. Si no cesan..., en verdad, un castigo doloroso alcanzará a los infieles». «Los cristianos dicen: El Mesías es hijo de Dios. Tales son las palabras de sus bocas, y al decirlas se asemejan a los infieles de otro tiempo. ¡Qué Dios les haga la guerra! ¡Qué embusteros son!».

Tomadas al pie de la letra estas frases no es de extrañar que a lo largo de la historia hayan generado mucho derramamiento de sangre. La última, o más bien antepenúltima, sobre el bello paseo de Las Ramblas. Sin embargo, es preciso reconocer, en honor a la verdad, que en El Corán también se dice lo siguiente: «Los que creen, y los que siguen la religión judía, y los cristianos, y los sabios, en una palabra todo el que cree en Dios y en el día final y que haya obrado el bien: todos estos recibirán una recompensa de su Señor, el temor no les alcanzará y no estarán afligidos».

Se entiende, por lo tanto, que no todos los musulmanes son iguales. Unos, guiados por el fanatismo, llevan la violencia hasta el extremo y otros viven su fe pacíficamente, respetando a los que tienen otras creencias. El problema está en que los fanáticos son suficientemente numerosos y poderosos como para causar un enorme daño incluso a sus propios correligionarios musulmanes.

En cuanto a los «infieles», es decir, a los cristianos, tristemente en muchos casos parece acertada esta denominación, pues hay muchos bautizados que no son fieles a lo que debería ser su propia fe en Jesucristo. No es cierto que en España haya «islamofobia», pues en general somos tolerantes y respetuosos con los musulmanes que viven entre nosotros. Sin embargo cada día aumenta en España la «cristianofobia» y no precisamente por parte de los musulmanes. Nos quejamos de los ataques yihadistas y destruimos nuestro precioso patrimonio cristiano.
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