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Incoherencias socialistas

10/07/2022
 Actualizado a 10/07/2022
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En innumerables ocasiones el célebre Victoriano Crémer reverdecía en sus agudas e irónicas crónicas políticas y sociales, aquello de ‘mear y no echar gota’. Y eso mismo ha ocurrido con la zamorana Ana Sánchez, procuradora y secretaria de Organización del PSOE de Castilla (y León) esta misma semana. Ni gota, ni gota.

Porque verá usted, señor guardia –que también decía Crémer en sus inimitables columnas– la señora de quien se trata ha censurado esta misma semana al PP y a su socio Vox por la contratación ‘a dedo’ de una nueva asesora a instancias de los de Abascal, que, según ella, contradice aquello de que «venían a recortar gasto público». Dicho así parece coherente, pero que lo diga ella… rechina.

Y rechina porque Ana Sánchez, miembro –¿o es miembra?– de la Mesa de las Cortes castellanas (y leonesas) no dijo esta boca es mía cuando en la primera reunión de la permanente autonómica acordaron subirse el sueldo el 4,2 %, lo que traducido a román paladino se sustancia en 98.000 euros anuales. Por picos (salario) 76.355 y por palas (dietas y transporte) 21.600. Por azadones, se desconoce. Y cógela por el rabo. Ahí no puso peros. Ni mostró reproches. Ni se rasgó las vestiduras. Para la saca. Por cierto, ¿cuántos asesores tiene la señora Sánchez y cuánto cobran? Porque es muy fácil predicar, pero no tanto dar trigo. La incongruencia no tiene límites.

La dama, que quiere –o eso parece por lo que vocea– convertirse en la voz del pueblo, en la fiscal de la Junta y que lleva en política desde 1999, ya se pasó de frenada cuando denunció el viaje de Alfonso Fernández Mañueco a París –con motivo de la final de la Champions League–, acusándole en falso y de forma torticera de hacerlo junto con un empresario salmantino. El meollo de la cuestión era las rebuscadas y aviesas intenciones que alegaba para menoscabar la dignidad del presidente. Y se la tuvo que envainar.

Y, ahora, se la tendrá que volver a envainar si le recuerdan que Pedro Sánchez –su homónimo de apellido y ‘amo’ del Gobierno– ha batido el récord de contratación de asesores en 2022. Más de 800 para el total del Ejecutivo, de los cuales 383 están exclusivamente a su servicio, que le zumba el mango. Pero no hay problema. Eso es aceptable. O cuando en junio de 2020 el propio Sánchez auspició una nueva dirección general de Transportes para colocar –eso decían las ‘malas lenguas’– a su mejor amigo, con un salario de 90.000 euros. Un poquito menos que el actual de ella, aunque tampoco moco de pavo.

¿Qué es lo que denuncia, entonces, doña Ana? ¿Cómo tiene el cuajo de recriminar a los demás unos hábitos que se multiplican en su propio partido? Ya lo dice el refrán: el que primero lo huele, en el trasero lo tiene.
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