30/09/2020
 Actualizado a 30/09/2020
Guardar
He pasado por el herbolario para comprar algo con fósforo o cualquier otra cosa, que potencie, o mantenga mi memoria. Porque, cada vez, resulta más difícil recordar la memeces de la ciénaga política. Recordar, sí. Pero las entendederas, son otra cosa y dan de sí, hasta un cierto límite de hechos incomprensibles.

Repasando la prensa, me he topado con una alerta de A.I. –gente honesta–pidiendo apoyo para Nasri Sotudé, abogada que, por pedir libertad en Irán, ha sido condenada a 38 años de cárcel y 148 latigazos. Que podrían ser 200, o cinco mil, pues, antes de acabar, es muy probable que le sobrevenga la muerte.

Sea por las hierbas, el fósforo, o porque sí, me ha venido a la mente una asociación de ideas: Irán... Pablo Iglesias. ¿No era éste el que dijo a una periodista –Mariló Montero– que «la azotaría hasta sangrar»? Se mire, como se mire, son exabruptos de una mente insana. ¿Es este el modelo de estado que nos quiere imponer Podemos? Mejor, pensemos que se trata, de una fantasía sexual de Iglesias.

Hay que admitir que este sujeto es un vicepresidente digno para Pedro Sánchez, con el que juega al ratón y al gato –respecto al roedor, ya lo dejaron claro, este verano, en Asturias– y ambos se necesitan para mantener unas ficticias disidencias. Así, de cuestionarnos cuál es más dañino, sería difícil discernir. Ambos son las caras de la misma moneda.

Cuando sus socios separatistas reventaron Cataluña, muchas empresas salieron de estampida hacia otras comunidades, donde pudieran trabajar: Levante y Madrid preferentemente. El efecto se tradujo en prosperidad y empleo, pero en vez de celebrar el éxito para España, se desató la alarma y, de inmediato, el gobierno se propuso «intervenir» en Madrid, para desinflarlo. No es la preocupación por la salud, ni los fallecidos. Se trata, más bien, de una guerra política y personal, destinada a arrebatar la comunidad al Partido Popular y, de paso, desprestigiar a Ayuso. Lo grotesco fue el paripé de Illa –como tonto útil– esgrimiendo una comisión de científicos experimentados para asustar a Ayuso, aunque se vio que no había tal. Para colmo, Sánchez –auto proclamado el mejor entre los mejores presidentes– tuvo que admitir que las medidas adoptadas por la presidente de la Comunidad de Madrid, surtían efecto.

Una buena noticia, pero un disgusto para Illa, cuyo empeño era cerrar la Comunidad de Madrid. Otra buena noticia es la destitución del impresentable –ya no se puede presentar– Torra. Para los españoles... y para él mismo, que se lleva más de cien mil euros y una soberana pensión vitalicia. En el momento en que las pensiones de los trabajadores que trabajan están en entredicho.

Todos los días despertaremos con nuevas memeces y disparates. Pero el país no está para bromas.
Lo más leído