"Impresiona mucho ver gente tan vulnerable"

La ONG leonesa Mundo Ético mantiene desde su creación, en 2012, un fuerte compromiso con Mozambique. Dos de sus miembros, Óscar y Meritxell, están ahora en Maputo haciendo entrega de ayudas y becas en la Escolinha

Fulgencio Fernández
13/01/2019
 Actualizado a 16/09/2019
Los dos leoneses se muestran encantados con el trato recibido en Mozambique. A la derecha, repartiendo la sopa solidaria por las calles a los más necesitados.
Los dos leoneses se muestran encantados con el trato recibido en Mozambique. A la derecha, repartiendo la sopa solidaria por las calles a los más necesitados.
Muchas veces, demasiadas, la mirada se nos detiene en las páginas de sucesos, de malas noticias, de verdaderos petardos que nada hacen pero nos lo cuentan. A la vez, hay otra gente que sí hace y se cuenta muy poco, incluso nos llama menos la atención.

Ahora mismo hay en León un grupo de gente, muy joven en su mayoría, integrados bajo el paraguas de una ONG leonesa, Mundo Ético, que llevan desde 2012 trabajando de manera admirable porque están convencidos de que otro mundo es posible. Entre los lugares en los que han posado su mirada para colaborar está África, y Mozambique y Maputo... donde las necesidades que tienen deberían sonrojar. «Mozambique es el séptimo país más pobre del mundo, según el último informe que elaboró Acnur, donde casi la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, explican desde Mundo Ético. «Sabemos que son pequeños proyectos pero son muy importantes para nosotros y estamos comprobando que también para ellos».

Dicen lo de «estamos comprobando» porque dos integrantes de Mundo Ético, los leoneses Óscar y Meritxell, están ahora mismo en Maputo para hacer efectivos algunos de los proyectos en los que han trabajado: el programa de becas en la Escolinha Ntwuano; la Sopa Solidario, de la Plataforma Makobo y un tercer proyecto que utiliza el fútbol como hilo conductor de valores positivos como el trabajo en equipo, la disciplina y el esfuerzo, el juego limpio, una vida saludable…». Óscar Calzado reconoce que «la primera sensación al llegar es que todo es imposible, te impresionan ver en la calle a los niños, tan vulnerables. Pero lo único que puedes hacer es trabajar y piensas que el camino es apostar por una persona más, ayudar a una persona másy ojalá para el año que viene sean bastantes más».Meritxell también se a la teoría de trabajar y celebrar los pasos dados. «Para nosotros ha sido muy emotivo ponerle cara y nombres a los beneficiarios de las becas Escolinha Ntwuano, que este años llega a 45 familias y permite no solo que los niños puedan ir a la guardería, si no que les garantiza 3 comidas diarias y medicinas en caso de estar enfermos». La ONG no le da el dinero a los beneficiarios sino por el sistema de becas. «Lo hacemos así porque son familias en situación muy vulnerable, con madres de incluso 12 años, sin formación, o una abuela que se ha quedado con el nieto. Al atender a los niños les damos a las madres la oportunidad de hacer cosas, tener tiempo; creemos que la palabra es ésa: darles una oportunidad. También adquirimos el compromiso de atender su educacióndespués de los cinco años para que acudan al colegio, se escolaricen». Otro de los proyectos en los que colaboran desde Mundo Ético es la Sopa solidaria. «Éste no es un proyecto nuestro, dado que no estamos aquí, es un proyecto de una asociación local, la Plataforma Makobo. Este proyecto posibilita que unas 600 personas que viven en la calle, puedan comer cada día, desde hace casi 4 años. Cada día, voluntarios de la plataforma recorren las calles de la capital africana, y en los puntos de parada habituales reparten sopa a mayores y a niños. Mundo Ético, además de acompañarles en algunas de estas salidas, ha realizado una donación económica, además de traerles seis ordenadores portátiles, que les permitirán implementar mejoras en su plan de desarrollo».Este proyecto trabaja en otros campos, como reciclar plásticos, ir a las plantaciones de banana y coger los restos para hacer papel reciclado pero su génesis está «en salir todos los días a una guardería, a un asilo y a la calle para dar de comer a gente que no tiene absolutamente nada, nada de nada de nada, los pobres de un país pobre, el cuarto mundo». La gente de la calle ya sabe que van a pasar y les espera, pero desde el proyecto también les buscan salidas para que no tengan que seguir en la calle. «Salen todos los días del año y encuentras a niños que, pese a su vida, son supervitales».

Mundo Ético conoció este proyecto el año pasado y les preguntaron cómo podían colaborar. «Nos dijeron que les vendrían muy bien ordenadores para un centro queestán levantando y les hemos traído seis ordenadores, les hemos hecho una donación de 1000 euros y el compromiso de incrementar la colaboración de cara al año que viene porque es un proyecto espectacular y se te cae el alma a los pies cuando ves con la gente que trabajan».

Tal vez el proyecto que más puede llamar la atención visto desde aquí es el llamado Fútbol solidario. «Los beneficiarios en este caso son chavales de entre 9 y 12 años que juegan en varios equipos infantiles de fútbol de los barrios Malhangalene y Sommershild. La primera parte de este proyecto comenzó en verano, cuando la Cultural cedió equipaciones de la anterior temporada y que Mundo Ético hizo llegar a estos equipos. Además, este mes, Mundo Ético les ha hecho entrega de balones de fútbol y material escolar, para apoyarles en sus estudios, que es otro de los pilares fundamentales del proyecto». Creen Óscar y Meritxell que es un camino excelente para «educarles en valores, a través de unos entrenadores que usan el fútbol como gancho, como aliciente, hasta el punto que nos han pedido material escolar antes que botas de fútbol». Y así andan las camisetas de la Cultural por los barrios de Mozambique. «Y hay chavales buenísimos».

Y en cada uno de estos proyectos tienen «contactos» con personas del país, «porque ellos son los que conocen el día a día y los que pueden dar continuidad cuando nosotros nos vayamos».
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