Impacto contra el patrimonio leonés

J.Mª Fernández Chimeno muestra la verdadera historia de la calle Carreras

José María Fernández Chimeno
31/12/2019
 Actualizado a 31/12/2019
Impacto de un turismo contra la muralla en la calle Carreras (16-12-19).
Impacto de un turismo contra la muralla en la calle Carreras (16-12-19).
A cualquier ciudadano leonés le parecerá lógico que el Ayto. de León quiera impulsar la recuperación de un rincón histórico de la ciudad, como es la restauración y apertura al uso público de la Era del Moro; y por ello este tramo se encuentra afectado por una triple declaración de Bien de Interés Cultural (parte del Conjunto Histórico de la Ciudad Antigua, parte del Monumento Histórico ‘Muralla Romana de León’ y entorno del Monumento Histórico del Castillo).

Pero el cerramiento norte amurallado romano de la ciudad entraña, también, la parte comprendida entre Puerta Castillo y las Clarisas. En este tramo, afectado por la terminación de la ronda interior (la calle Carreras y la Avda. de Los Cubos) que conlleva para su peatonalización la expropiación de una manzana de casas que amenazan ruina –entre la calle de Alfonso El Justiciero y la calle Fernando I– y en su mayor parte desocupadas o que no reúnen las menores condiciones de salubridad, está sufriendo el abandono y descrédito desde que el ínclito concejal Mariano Sanz Hernández fuera nombrado alcalde de León el 25 de octubre de 1892.

Con este regidor se iba a producir uno de los mayores atentados al patrimonio artístico leonés, cuando el 5 de enero de 1893 quedaba escrito en las Actas municipales «que tras celebrarse sin resultado dos subastas para el suministro de morrillo con destino a las obras en que se han de ocupar los obreros, porque los acarreadores se obstinan en que el precio sea de dos pesetas el metro, fuera de lo que el Consistorio propuso y el Ayuntamiento acordó; que en la calle de la Carrera hay algunos cubos de muralla que pueden derribarse, lo que proporcionaría material y trabajo a los obreros, y también el ensanche de dicha vía…».

Ante esta propuesta, que hoy resultaría del todo impensable por lo descabellada de la misma, se levantaron críticas y razonables voces de los señores concejales Nicanor Eguiagaray y Joaquín Ruiz, alegando que se mostraban partidarios de «la conservación de los cubos; que sirven de ornamento y de recuerdo…». Ciertamente, lo que Almanzor no consiguió destruir de la muralla romana, pues el caudillo musulmán en sus razzias asedió la ciudad cristiana en dos ocasiones (986 y 988), hasta terminar conquistándola en el año del señor de 997, destruyendo su interior y «no dejando piedra sobre piedra», salvo los templos y no toda la muralla, sino el lienzo sur por donde atacó-, lo logró la desidia y el abandono del patrimonio leonés por parte de las autoridades locales del siglo XIX.

Desde entonces parece que una maldición bíblica ha caído sobre esta parte de la muralla y hoy en día son otros los enemigos que acecha la estabilidad de uno de los más desconocidos y vilipendiados patrimonios artísticos de la ciudad, dado que una y otra vez recibe ataques –eso sí, menos cruentos que los de Almanzor, pero igual de agresivos– por parte de los numerosos vehículos que a lo largo del día circulan por ella, convirtiéndolas en unas de las vías públicas más transitadas de la ciudad. No obstante, se congratula el Consistorio de que el adarve sea accesible a todos los turistas que nos visitan, sin darse cuenta de que el impacto acústico y ambiental difícilmente puede resultar atractivo para un turismo cultural cada día más exigente.

Cualquier leonés puede comprobar a simple vista, que el lienzo exterior de la misma está ennegrecido por los tubos de escape de los vehículos y sigue desmoronándose lentamente por las fuertes vibraciones de los motores que provocan micro desprendimientos. Desde que en el año 2003 pudo leerse en un artículo que decía «León pagará con suelo del cuartel de Almansa parte de la ronda interior», todos los vecinos afectados por este anacrónico estado del patrimonio leonés creyeron que era tan solo cuestión de tiempo que el adarve se convirtiera en un «balcón» privilegiado desde el que admirar los diferentes sistemas defensivos; pero hubo de esperarse al 2015 para leer en los medios de comunicación que el Ministerio de Cultura había presupuestado 800.000 mil euros para la rehabilitación del «lienzo interior» de esta parte de la muralla.

Ya entonces, en una carta dirigida al director del Diario de León, con el título de ‘La verdadera historia de la calle Carreras’ (15-09-2015) denuncié la grave situación por la que atravesaba la muralla romana y lo poco o nada que hasta entonces se había conseguido. Así las cosas, pasados cuatro años, vuelven a ser publicadas –surgiendo como el Guadiana– noticias de índole positiva para el futuro de la calle Carreras; y se pudo leer en La Nueva Crónica (24-11-19) que el Consistorio «se reserva una partida de 1,8 millones para las expropiaciones que permitan acometer el tramo de la ronda interior». El proyecto «lleva paralizado dos décadas y en 2010 y 2021 vamos a llevar a cabo las expropiaciones, cuyo coste total es de 3,6 millones. Luego habrá que ejecutar el vial y eso nos permitirá impulsar una actuación urbanísticamente importante y de modernidad como es la peatonalización de la calle Carreras y de la avenida de Los Cubos. Esto tendrá que ser prácticamente al final del mandato», detalla el regidor José Antonio Diez.

Le deseamos a nuestro Sr. Alcalde, que en esta ocasión las promesas se cumplan y la ciudad de León pueda ver, más pronto que tarde, la terminación de la «ronda interior»; dejando, pues, resuelto el despropósito que otro alcalde (Mariano Sanz) hizo hace 125 años. Mientras tanto, la muralla sigue siendo atacada, y en algunos casos el impacto directo de los conductores, que toman la curva del Arco de la Cárcel –con la misma declaración de Bien de Interés Cultural de la Era del Moro– a una velocidad excesiva, ponen en entredicho que las buenas intenciones del Ayuntamiento se cumplan o lleguen demasiado tarde… y tengamos que contemplar estupefactos como en un futuro no muy lejano ‘la grúa’ se lleva los pocos restos que puedan quedar de la muralla. Entonces vendrán las lamentaciones y los leoneses pondremos el grito en el cielo, tildando de inútiles a nuestros gobernantes, pero ya será demasiado tarde
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