19/09/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
No es ningún secreto que tanto en Vascongadas como en Cataluña el clero ha desempeñado un papel muy importante en el movimiento independentista. Nos atrevemos a decir que lamentablemente, pues dado que la Iglesia es por naturaleza universal y no pueblerina, su misión es unir, no dividir. Tenemos un buen ejemplo en San Pablo, el cual, precisamente, en su carta a los Romanos anunció un viaje a España. Hay quien sostiene que dicho viaje tuvo lugar y que el Apóstol de los Gentiles llegó a España, concretamente a Tarragona. O sea, que hace veinte siglos, según la Biblia, Cataluña era España.

Hace unos días leí un artículo que se preguntaba dónde estaban los Obispos catalanes, acusándoles de guardar silencio ante el proceso de independencia. Ignoro si han dicho algo o no en las últimas semanas. En todo caso sería preferible el silencio antes que echar más leña al fuego de la secesión. Personalmente conozco y he hablado alguna vez con cinco de ellos, uno de los cuales es abiertamente independentista y creo que en alguna ocasión ha metido la pata solemnemente. No obstante, reconozco susmuy buenas cualidades. En cuanto a los demás he de decir que hace ya muchos años que soy un admirador de Monseñor Omella, actual arzobispo de Barcelona. Siempre dije que qué pena que este obispo no fuera más reconocido. Gracias a Dios el tiempo me ha dado la razón y hoy es uno de los cardenales con más peso. En el funeral por las víctimas del atentado de las Ramblas el Cardenal ha dicho que «la unión nos hace fuertes y la división nos corroe». Se comenta que ello le valió una bronca de Puigdemont, si bien algunos lo han desmentido. En cualquiera de los casos tiene toda la razón. La división es corrosiva.

En mayo escribieron los obispos catalanes: «Creemos humildemente que conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán, para que sea estimada y valorada su singularidad nacional». ¿Acaso no se está cumpliendo ya con creces? Si un leonés va a misa en Gerona y no se entera de nada, aunque pudiera utilizarse un idioma que entendemos todos, no protesta. Y si un maestro catalán hace oposiciones en Madrid o en Salamanca, no se le rechaza. Si cualquier español no catalán desea opositar en Cataluña, tiene la gran barrera del idioma, y lo transigimos. ¿Qué es entones lo que se pretende? ¿Aumentar la insolidaridad entre los pueblos? ¿Saltarse las normas del estado de derecho? ¿Dividir a la sociedad? ¿Sembrar el odio? Eso es anticristiano. Y se echa de menos una palabra valiente que lo condene.
Lo más leído