07/11/2021
 Actualizado a 07/11/2021
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Hace unos meses se hicieron públicos unos archivos de audio, grabaciones realizadas a Florentino Pérez sin su consentimiento hace una década. En ellas, el presidente del Real Madrid Club de Fútbol y del Grupo Actividades de Construcción y Servicios S.A. (ACS) realizaba declaraciones comprometedoras sobre diversas personalidades del mundo del balompié. Estaba reciente su proyecto fallido de la Superliga europea y la cosa se interpretó como una jugada para minar su reputación.

Pero hete aquí que se produjo justo lo contrario. Hasta ese momento, Pérez tenía sus detractores, muchos de ellos, aficionados o socios incluso del Real Madrid. Algunos iban más allá y lo dibujaban como un malo de James Bond. A saber: rico a rabiar, emblema del gran capitalismo (con el añadido ‘spanish’ del negocio de la construcción y sus resonancias ‘ladrillescas’), ‘jefazo’ del ‘equipo de Franco’ –según la definición de sus adversarios– y señor ‘facha’, en cuanto ex concejal y ex alto cargo ministerial por la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez.

A raíz de la filtración, muchos de sus detractores empezaron a verle un ‘no sé qué’, un algo, como decirlo… humano. Aquel rico empresario se convirtió de repente, a los ojos de esa gente, en un paisano más, como tu tío Aquilino, merced a afirmaciones como la que hizo del defensa portugués Coentrao: «Ese es tolili. Es un zoquete. Ese es uno de los efectos del Madrid. Es otro que no tiene cabeza y a esos tíos el Real Madrid se los come. Ahora mismo está cagado y Mourinho es un imbécil... No es que no quiera jugar... Bueno, es un poquito subnormal. Conduce sin carnet».

Salvando las distancias, se podría decir que le ha pasado algo parecido a José Luis Ábalos, ex ministro de Fomento y de Transportes, y ex secretario de organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). La publicación de diversas informaciones sobre su vida personal y sus vicios privados han provocado una inopinada corriente de simpatía entre los que eran sus críticos, a veces desde posiciones ideológicas totalmente antagonistas. Es cierto que humoristas digitales como @billkilgore_ llevaban ya tiempo haciendo coñas con Don José Luis y Torrente (o con Torbe o con el cocinero televisivo vasco David de Jorge), pero lo de ahora sobrepasa esas coñas.

¿Qué decir de este fenómeno? Pues que ni es bueno ni es malo: es lo que hay. Es otra de las fascinantes magias del ser humano, el no saber qué activa los mecanismos por los que elegimos a nuestros ídolos.
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