Idoia Sandoval, ganadera por amor

Tenía una inmobiliaria en Madrid, pero como le gustaba la montaña montó unas casas de turismo rural en León y en Villanueva conoció a Fernando, ganadero de toda la vida y "por amor" lo dejó todo y se hizo ganadera

Fulgencio Fernández
16/02/2020
 Actualizado a 16/02/2020
A la ganadera en Villanueva en lo que más le gusta es vivir en plena naturaleza, patear monte y ‘hablar’ con las vacas. | REPORTAJE GRÁFICO: MAURICIO PEÑA
A la ganadera en Villanueva en lo que más le gusta es vivir en plena naturaleza, patear monte y ‘hablar’ con las vacas. | REPORTAJE GRÁFICO: MAURICIO PEÑA
Idoia mezcla en sus conversaciones con las vacas, no deja de hablar con ellas, frases de cariño con otras de reproche. «¿Te acuerdas cuando pariste en el monte, en medio de una nevada, y te tuvo que bajar Fernando en brazos a la cría? Menuda paliza». Después va hablando de la historia de cada vaca... «Esta es Shakira la anticapitalista, aquella Polvorón porque nació en Navidad... Al principio creí que me iba a resultar imposible saber los nombres de las cien, pero cuando las ves cada día, ves cómo crecen, no solo sabes sus nombres, sus historias» y después de acariciarlas llega otra queja: «¡Vaya día de San Valentín que me estáis dando!, como si supierais que yo no creo en esas cosas, que la mejor celebración sería salir con Fernando, pero hay que estar pendiente de vosotras los 365 días del año».

- ¿Todos los días?- Y muchas noches. Que cuando está una para parir vamos a verla a las dos de la mañana, a las cuatro, a las seis... cuando no llevas una manta y te tumbas a esperar.No le faltan motivos a Idoia Sandoval para querer celebrar San Valentín pues reconoce que llegó a la ganadería por amor, pues hasta hace cuatro o cinco años a las vacas las había visto en la tele, por más que sí le gustaba la montaña, era afiliada de Greenpeace desde hace casi dos décadas, pero lo veía todo desde Madrid. «En un momento dado decido dar un cambio en mi vida y hacer lo que siempre quise, vivir en la montaña en plena naturaleza, y así lo hice, me vine desde Madrid, donde tenía una inmobiliaria, monté unas casas rurales aquí (en Villanueva de Pontedo) y seguía bajando a enseñar pisos un par de veces por semana».- ¿Y el salto a la ganadería?- Claramente, a la ganadería llego por amor; conozco a Fernando que es ganadero de toda la vida y al cabo del año decido dejarlo todo y dedicarme al 100% a la ganadería extensiva con él. Es muy difícil empezar desde cero, más que nada por las tierras que no hay y por la fuerte inversión que suponen 100 vacas y sus gastos, aparte de que yo no conocía nada de este mundillo, y por las trabas. Lograr darme de alta me llevó más de un año, todo el día con papeles para la Junta... qué difícil te lo ponen todo.Y de esas vacas tan plácidas de la tele, tan tranquilas, salta a la realidad de la ganadería. «Es muy difícil y muy sacrificado, estás liado todos los días de la semana y da igual si es sábado, domingo que lunes. Y sin contar que las vacas comen todos los días y que no tienen horarios para enfermedades, partos y demás... Creo que es un trabajo que no está valorado por el resto de la sociedad». Situación que se agrava si, como es su caso, apuesta por la ganadería extensiva. «No puedo entender que no exista diferenciación en nuestros productos,ni en el etiquetado, que ni en la carnicería ni en el súper te dicen si la carne viene de un manejo en extensivo, que son animales criados en libertad, o procedende un manejo industrial,que hasta el pescado te dicen cómo se maneja, donde está y con que se pesca. Nosotros no somos industrias, somos pequeñas ganaderías en extensivo, familiares y sostenibles, vendemos productos gourmet a precio de saldo y mediante intermediario, porque no podemos competir con las grandes industrias, no nos dejan ni tiempo para protestar pues nos tienen bien liados y enredados en burocracia, normativa, saneamientos. Una locura».Escuchar a Idoia puede llevarte a pensar en una ganadera renegada, todo lo contrario, se muestra feliz de su oficio pero no renuncia a intentar mejorarlo, lo lleva en su forma de entender la vida. «Me he adaptado bien y me gusta porque vivo en plena naturaleza, rodeada de animales libres y teniendo que patear 1000 hectáreasde montaña, que es otra pasión, para ir a ver tus vacas, ¿qué mas se puede pedir? Al final la naturaleza y los animales te lo dan todo y eso es lo único que te compensa».

- Os acusan de que vivís de las subvenciones...
- Mira, la realidades que estamos pringados todo el día y atados a una subvención que compensa nuestra pérdida económica por vender nuestros productos al mismo precio que hace 40 años, un engaña bobos, si pudiera vender mis productos al precio que valen no me haría falta ninguna subvención ni la quería.

Idoia, Fernando y Carla, su hija, son los únicos vecinos en invierno de Villanueva de Pontedo. El trabajo les llena el día y también han ayudado colectivos a los que se ha ido sumando, primero a Ganaderas en Red. «Para mí significó mucho, ver que no estás sola en esto, que hay otras mujeres ganaderas de extensivo en la misma guerra. Es una red de apoyo muy grande, un lugar donde hablamos, resolvemos dudas, iniciamos proyectos y nos hacemos más fuertes, tenemos un lema: «Solas invisibles, juntas invencibles».

Y ahora también se ha sumado a la Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo. «Es una asociación muy interesante de personas de todos los ámbitos que tiene como objetivo principal la defensa y apoyo de la ganadería extensiva y sus ganaderos, luchamos por un marco normativo y unas políticas públicas diferenciadas y adaptadas a nuestras singularidades como ganaderos de extensivo, que nada tiene que ver con otros colectivos a los que meten en el mismo saco. La ganadería extensiva necesita muchos cambios, incluso en el nombre, que no significa nada, no tiene gancho... ¿y si fuera algo parecido a animales criados en libertad?, que es lo que son, vacas libres, que comen hierba, sin estabular...».

Lo de la libertad a Idoia siempre la tira, la misma que la trajo hasta aquí.
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