Ideologías y territorios

La entrevista que el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, concede hoy a este periódico deja como aspecto destacado la apertura del debate sobre cómo los políticos ejercen la representación de sus votantes en los parlamentos. Su análisis es claro y certero. «Vamos a un arco parlamentario hiperfragmentado donde va a ser muy difícil obtener mayoría y donde se representan ya más territorios que ideologías», defiende. Y ello es achacable a que la conocida como disciplina de partido hace que quienes deben llevar nuestra voz a los centros de decisión se guíen más por unas siglas que por las necesidades reales de su lugar de procedencia. Es por eso que cada vez surgen más partidos de nuevo cuño centrados en dar voz a esas necesidades reales de cada territorio y que se alejan de las doctrinas tradicionales de la política. Y no puede verse esto como algo negativo a pesar de esa fragmentación parlamentaria de la que habla Igea. Porque las voces de las zonas más despobladas y con más necesidades deben ser escuchadas y defendidas con ahínco si los partidos de siempre obligan a sus representantes a votar en contra de los intereses de su tierra por disciplina y bajo probabilidad de perder el asiento si no lo hacen. Se habló al diseñar esta comunidad de que los diputados provinciales fueran también procuradores en las Cortes. No se llevó a cabo, pero así al menos al día siguiente de votar en Valladolid tendrían que explicar su postura en León.