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Ideologías sanitarias

05/12/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Si hiciéramos un recorrido por todos los centros sanitarios de la provincia de León, desde el Hospital de la capital hasta el último ambulatorio del pueblo más alejado de todo, nos daríamos cuenta de que es imposible encontrar uno solo en el que no haya una demanda pendiente, una reforma a realizar, un turno sin algún profesional, un paciente sin atender en tiempo y forma. Es la eterna queja, agravada durante los años de crisis en los que se redujeron los presupuestos tanto estatales como autonómicos y, por tanto, se paralizaron las inversiones y se cortó drásticamente la contratación de todo tipo de personal.

Por eso ahora aún se sufren las consecuencias de años de despreocupación por la sanidad, ya que no solo se descartaron decenas de inversiones necesarias para mejorar infraestructuras y adaptar tecnologías, sino que las contrataciones se paralizaron y se incrementaron las listas de espera. Y lo que es peor, se desdeñó hacer un plan a varios años para prever lo que está a punto de llegar: un espectacular aumento de las jubilaciones de cientos de médicos que ya están en la edad mínima para retirarse.

Pero hay quien dice que toda la culpa es de los jóvenes que no quieren ser médicos, y si quieren estudiar esta carrera, no se decantan por especialidades como las de pediatría o medicina familiar. También es de las facultades, ya que no aumentan el número de alumnos que puedan cursar estos estudios y tampoco bajan las notas de corte para que cualquiera pueda acceder... También es del Gobierno, da igual el color que sea, por más que las competencias fueran traspasadas hace más de 20 años a las comunidades. Y, por supuesto, de los profesionales, que no aceptan contratos de uno o dos días con sueldos mínimos en lugares que están a apenas una o dos horas de la capital...

Es la paradoja de un sistema sanitario que se supone que es público por los cuatro costados, que ha vuelto a recuperar la universalidad y que se aleja de sistemas privatizadores... O eso pensábamos, porque los 11 millones al año que recibirá San Juan de Dios ha vuelto a poner sobre la mesa que parece interesar más la ideología que el sentido común.
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