Iconoclastia

Pedro Ludena comenta la película de Andrew Dominik 'Blonde'

Pedro Ludena
07/10/2022
 Actualizado a 07/10/2022
Una imagen de ‘Blonde’, con Ana de Armas personificando a Marilyn Monroe. | NETFLIX
Una imagen de ‘Blonde’, con Ana de Armas personificando a Marilyn Monroe. | NETFLIX
‘Blonde’
Director: Andrew Dominik
Intérpretes: Ana de Armas, Adrien Brody, Bobby Cannavale, Xavier Samuel
Género: Drama
Duración: 166 minutos

El último gran estreno de Netflix no deja indiferente a nadie. A lo largo de sus 2 horas y 46 minutos se expone (se sobreexpone más bien) a la legendaria figura de Marilyn Monroe, o, mejor dicho, Norma Jean, al escrutinio y juicio de propios y extraños, presentándola de una manera cautivadora y esotérica; pero a su vez cruda y descarnada, que no solo olvida su status de icono de la cultura popular, sino que la reduce a una mera sombra de lo que realmente fue: una persona de carne y hueso.

Todo el mundo conoce a Marilyn Monroe, posiblemente una de las figuras más reconocibles de nuestro tiempo, a pesar de que probablemente muchos ni hayan visto sus películas. Sus interpretaciones y su belleza propiciaron su salto a la fama, pero lo que la catapultó a la historia fue su iconicidad. Dada su sonada vida personal, sus archiconocidas fotos y las misteriosas circunstancias de su muerte con tan solo 36 años, se instaló en el imaginario colectivo como un controvertido «sex symbol». Pero la mayoría también ignorará algunas de las mayores virtudes de la actriz, como su marcada personalidad e inteligencia, su aspiración a escapar de su papel de «rubia tonta» y su conversión en una actriz de método, que hasta la llevó a crear su propia productora independiente, Marilyn Monroe productions; entre otras cosas que demostraban que no era solo una cara bonita.

‘Blonde’ es la adaptación de la novela homónima escrita por Joyce Carol Oates, que ahora ha sido llevada a la gran pantalla por Andrew Dominik. La historia es aparentemente una biografía de Norma Jean, la auténtica persona detrás de Marilyn Monroe. Y digo aparentemente porque este es un relato abiertamente ficticio, donde la propia autora reconoce desde el primer momento haberse tomado numerosas licencias creativas. No buscaba confeccionar una biografía exacta sobre la vida de la intérprete, sino crear una historia ficcionada basándose en esta, algo que el director de la obra reitera y tras lo que se escuda de la ingente cantidad de críticas que ha recibido. Ambos autores parten de acontecimientos reales para después llenarlos con sus propias ideas y elucubraciones. Sin embargo, las de Dominik son, cuanto menos, controvertidas.

‘Blonde’ se centra en los aspectos más traumáticos de la vida de Norma Jean, haciendo especial hincapié en el abuso que marcó toda su trayectoria profesional y personal. Durante toda la película se nos muestra a Norma como una persona frágil, que arrastra traumas infantiles y trata de llenar su vida con una figura paterna que nunca tuvo, siendo una víctima de la fama y de los trapos sucios de Hollywood. Siempre se la presenta como la dama en apuros, recayendo en brazos de hombres que toman sus decisiones por ella, y a cuya compañía parece estar ligada constantemente, ya que la película salta de una relación a otra para contar su argumento, pudiendo diferenciar las partes de la misma en función del hombre (u hombres) al que se encontraba atada en ese momento de su vida. El abuso, tanto sexual como verbal y psicológico, es un elemento recurrente sobre el cual la película, lejos de rehuirlo o de inferirlo, se recrea, mostrando escenas violentamente sexuales que ya son historia del cine por su crudeza y explicitud. Pero con estos momentos ‘Blonde’ no va más allá de sobreexponer estas violaciones, no se detiene a explorar todo lo que estos abusos suponen para la propia Norma Jean, que es lo que verdaderamente merece la pena contar, no hay ningún momento de introspección donde se muestre el verdadero sentir de la protagonista. En teoría, ‘Blonde’ quiere contar como Marilyn solo era una fachada que existía delante de la cámara mientras que detrás de ella se ocultaba Norma Jean, una mujer real que sufría, pero nunca se llega a intimar con esta última lo suficiente como para empatizar con ella, no se aprecia un crecimiento o un desarrollo del personaje a través de las experiencias traumáticas que sufre en las casi 3 horas de película. Finalmente, la película da con la horma de su zapato y se obsesiona tanto con retratar a la actriz como una víctima que se olvida de que también fue una persona, con cualidades y valores que quedan fuera del metraje.

Por el lado bueno, ‘Blonde’ destaca por dos cosas: la imbatible interpretación de Ana de Armas y lo singular de sus imágenes. Respecto a Ana de Armas, la actriz hispano-cubana firma aquí la mejor actuación de su carrera y posiblemente del año, con una interpretación con tantas capas y matices como variedad de planos tiene la película. Su actuación es la única ventana desde la que asomarse al conflicto interno entre Norma Jean y su personaje de Marilyn Monroe, en quien se refugia para soportar las diferentes presiones y vejaciones a las que se ve sometida; ya que, como se ha señalado, el guion hace poco por ahondar más en ello.

En lo que al apartado visual se refiere, ‘Blonde’ entra por los ojos. Alternando entre el blanco y negro y la imagen a color y con un repertorio innumerable de formatos y planos, la película forja un estilo único donde la historia está al servicio de la imagen, haciendo que en ocasiones se sienta más como una secuencia de fotografías que tan solo necesitan de una trama para conectarlas entre sí de manera lógica, pero que hablan por sí mismas. Esto también tiene su contraparte negativa, y es que la cinta luce una imagen tan pulida y perfecta que se siente antinatural, como si de un anuncio de colonia se tratase, alejando al espectador aún más de la acción y dificultando que este empatice con un personaje vulnerable pero irreal.

En conclusión, es innegable el valor de ‘Blonde’ en todos los sentidos de la palabra. Hace falta mucho coraje para tocar la memoria de una de las personas más famosas y queridas de la historia, y más para retratarla de una manera tan vejatoria e irrespetuosa, que de haberse pulido tanto como sus imágenes podría haber conseguido lo que se proponía: mostrar la persona detrás del icono de Marilyn Monroe, pero en su lugar, termina por deshumanizarla.
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