Su incursión en el fútbol asiático fue su primera aventura lejos de Inglaterra. El ariete ha desarrollado gran parte de su trayectoria en las islas, primero en la Championship -equivalente a la Segunda División- y después en la League One -Segunda División B-.
Sus mejores años los vivió en el Leicester City. El ariete llegó al actual líder de la Premier League en al año 2005 tras criarse en las categorías inferiores del Tranmere Rovers y se convirtió en un ídolo de los ‘zorros’. Su faceta goleadora -37 goles en tres temporadas- y su brega, le ayudaron a sobrevivir en el fútbol inglés y lo convirtieron en una de las piezas más codiciadas de la categoría, lo que llevó al Barnsley a pagar algo más de un millón de libras por su fichaje en el año 2008.
No cumplió las expectativas. El alto precio de su fichaje y un rendimiento irregular, muy lejos del que ofreció en el Leicester, pusieron al canadiense en su punto de mira. En su primera temporada apenas jugó una quincena de partidos y aunque fue un fijo en su segundo año, terminó saliendo por la puerta de atrás para jugar en el Preston North End,en el que tampoco tuvo la continuidad que deseaba y donde comenzó un carrusel de cesiones, primero en el Doncaster y después en el Fleetwood Town.
Allí finalizó su periplo por el fútbol británico y dio el salto a la Superliga India. Antes de aterrizar en el Atlético de Kolkata, club en el que el ariete ha vuelto a sentirse futbolista, Hume militó en el Kerala Basters, donde jugó dieciseis partidos y anotó cinco goles.
Tras pasar por el pertinente reconocimiento médico, el delantero canadiense tratará de ayudar a paliar la sequía goleadora del conjunto berciano -cinco partidos sin marcar- firmando con la Ponferradina hasta final de la presente temporada.
Criado en Canadá
De padres escoceses, Iain Edward Hume nació hace 32 años en Edi,burgo, aunque se crió y creció en Canadá, país al que emigró con apenas un año de vida.
Tener pasaporte inglés fue clave para su carrera. Desde que comenzó a darle patadas al balón, el pequeño Iain comenzó a destacar. A pesar de no de sobresalir en el aspecto físico -170 centímetros de estatura- su presencia en el campo no pasó inadvertida para los ojeadores europeos, que vieron en él un talento por pulir. Finalmente fue el Trammere Rovers el que se llevó el gato al agua al observar su evolución en la Academia de Fútbol Canadiense en 1999.
Dejar su país de adopción tan joven no cambio sus sentimientos. Con apenas quince años, la selección escocesa trató de convencerle, pero el prefirió jugar con Canadá, un equipo de menor categoría a nivel internacional que consideraba como suyo. Con la selección norteamericana ha jugado 42 partidos y ha marcado 7 goles.