17/04/2020
 Actualizado a 17/04/2020
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Cuando se levante el confinamiento será ya demasiado tarde para que nuestros jubilados del pueblo, y los que habitualmente pasan medio año en el mismo y el otro en la ciudad, preparen el huerto y lo siembren como hubieran hecho en circunstancias normales. O mucho me equivoco, o los huertos este año quedarán baldíos, ‘a poulo’ para los bercianos. No entro a enjuiciar si las medidas de confinamiento deben de ser iguales para un ciudadano de Valdorria que para uno de la Castellana de Madrid, pero me quedo con las ganas de hacerlo. Lo cierto es que en los pueblos no se mueven más que los tractores, y los jubilados se preguntan cuánto más riesgo se asume cavando el huerto que viendo los programas de la tele en el salón de la casa. Hay que entender la importancia que tienen los huertos domésticos, y desde luego no viene por el valor económico de lo que se cultiva en ellos, viene por la satisfacción de consumir tus propios productos, por la satisfacción de no desprenderte del todo de la labor que hiciste toda la vida, y viene sobre todo porque es un entretenimiento sano y una forma de hace ejercicio físico y no darle demasiadas vueltas a la mente. Estoy seguro que el huerto es una de las mayores satisfacciones y uno de los mayores atractivos que le ven a vivir en el campo, en el pueblo, tanto quienes siempre han estado allí, comolos que tienen la sana costumbre de pasar en ellos una buena parte del año. Creo yo que en esa estrategia que se está pensando para salir de forma paulatina del confinamiento, se tendrá en cuenta que en la España despoblada el riesgo de contagio está minimizado,por razones obvias, y que quizás sea a esos pocos vecinos que todavía quedan en miles de pequeños pueblos, a los que hay que poner primero en libertad. Si así se decide, que nadie se preocupe, la locura mayor que se le va a ocurrir es pasear por un camino de concentración, por la carretera que no transita nadie, y poner a raya las hierbas que salen en el huerto. Y los de ciudad, olvidémonos este año de traer del pueblo, que quien no siembra no recoge.
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