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Hortalizas y frutas feas

09/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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La mayor parte de los tomates y pimientos que en estos días estará cosechando de su huerta, si tiene ese privilegio que disfrutamos los que vivimos en el mundo rural, esos tomates y pimientos que están en su pleno apogeo son tan feos como los de la mía. Lo mismo que las manzanas y las peras o las ciruelas y cerezas que le aportan sus árboles frutales, que tampoco son tan agraciadas estéticamente como las que encuentra en fruterías y supermercados donde la búsqueda de la belleza prima al sabor, la calidad o espontaneidad de la naturaleza, tan impredecible como sabia.

Con esto que le acabo de contar, entenderá que las manzanas tipo Blancanieves que habitualmente se ven en las tiendas, todas iguales, sin ninguna imperfección en la piel y con medio centímetro de barniz por fuera ni las miro porque me parecen de adorno, de plástico y por lo tanto no las considero del todo aptas para el consumo. Aunque lo sean.

Pasa parecido con las patatas que muchas veces se ven en las grandes superficies, todas exactas gracias a los reguladores químicos de crecimiento, recién importadas de Francia –con las buenas patatas que tenemos en España y, sobre todo, en León–, lavadas y tratadas con lo que menos se imagina pero con una apariencia estética tan increíble que cuelgan un cartel de a un euro y pico o dos el kilo y triunfan frente a las de aquí, menos agraciadas por fuera pero muchísimo mejores por dentro.

Iba a hacer un comentario al hilo de esto, pero con lo susceptibles que están en estos tiempos algunas feministas y unos pocos de ‘feministos’ mejor lo dejo aprovechando que se me termina el espacio. Eso sí, permítame que le diga que si no tiene la suerte de poder sembrar y plantar, cultivar, regar y recoger sus propias verduras y hortalizas y disfrutar de su verdadero sabor examine lo que compra y consume. Por su bien.
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