Homeopatía: ¿Estafa y medicamento?

Estos productos se dispensan en las farmacias por ser considerados medicamentos

María Espinosa
02/11/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Presidente del Colegio de Farmacéuticos de León. | M. PEÑA
Presidente del Colegio de Farmacéuticos de León. | M. PEÑA
Los Códigos Deontológicos existen con la finalidad de que los profesionales a los que atañe lo cumplan para realizar una correcta actividad profesional, cumpliendo una serie de normas éticas. El Código Deontológico de Farmacéuticos, en su artículo 12, sobre el compromiso con la evidencia científica, establecen que los farmacéuticos deberán abstenerse de dispensar «productos o servicios ilusorios que se propongan como eficaces». Sin embargo, en las farmacias se distribuye homeopatía, que «es una pseudociencia que no ha demostrado su eficacia», explica la asociación FarmaCiencia, y añade que «por lo tanto no es ética su dispensa». Esta asociación lucha para eliminar estos productos de las farmacias. Pero, si estos producto se dispensan es «porque la Agencia Española del Medicamento y el Ministerio de Sanidad lo denominan como un medicamento», explica el presidente del Colegio de Farmacéuticos de León, Javier Herradón. Por lo tanto, son estos organismos quienes deben solventar esta contradicción.

Qué es la homeopatía

La homeopatía la inventó Sammuel Hahnemann a finales del siglo XVIII y se basa en cuatro principios: lo similar cura lo similar –lo mismo que causa una dolencia o síntomas parecidos lo puede curar–, la memoria del agua –afirman que el agua recuerda los elementos que han pasado por ella–, las dosis infinitesimales –un producto será más útil cuanto más se disuelva en agua – y la sucusión –el producto adquiere ‘energía’ al darle golpes contra una Biblia–. Estos cuatro supuestos no han sido demostrados, de hecho, algunos se puede comprobar que no tienen base lógica alguna, por ejemplo, si el agua tuviera memoria, la que sale del grifo sería una cura o un veneno instantáneo, ya que por ella han pasado miles de sustancias.

El proceso de creación de estos productos comienza escogiendo un activo, que produce un síntoma parecido a lo que se quiere tratar, por ejemplo una gota de cafeína para curar el insomnio. Este ejemplo es utilizado frecuentemente por divulgadores, médicos o científicos. La gota de cafeína se disuelve en 100 mililitros de agua, de ese contenido se extrae una gota y se vuelve a disolver en otras 100 partes de agua. Este proceso se repite varias veces y el resultado total se mide por centesimales hahnemannianos (CH) creando productos homeopáticos con 5CH, 10 CH o incluso 300 CH. Una vez que está hecha la disolución, en la cual es imposible encontrar una sola molécula del compuesto base, se procede a la sucusión. En este momento se agita el compuesto, en algunas empresas se realiza con máquinas y en otras se hace manualmente contra una Biblia. Para su venta se suele introducir este agua en pequeñas pastillas, el contenido final suele ser lactosa o sacarosa, es decir, pastillas hechas de azúcar con el agua agitada que se ha obtenido anteriormente.

Uno de estos productos y uno de los casos más llamativos es el del Oscillococcinum, para tratar la gripe. Para esta dolencia, que se cura sin necesidad de tomar medicina, los homeópatas crearon el Oscillococcinum, proveniente del oscilococo, un microbio supuestamente descubierto en el hígado de los patos de Barbaria, hecho que no ha comprobado nadie más que su descubridor Joseph Roy. De este hígado se quiso hacer un remedio homeopático, pero para ahorrar tiempo, tiraron por el desagüe la mezcla –con el compuesto del hígado de pato– y rellenaron los frascos con agua de grifo, pues la mezcla (200K) resultaría similar a una disolución de 100CH.

Actualmente podemos encontrar este producto en farmacias y comprobar su composición, donde veremos un 99,99% de sacarosa y/o lactosa y 0,01 miligramos de la mezcla resultante del trozo del hígado de pato tirado por el desagüe hace años: Anas barbariæ 200 K.

¿Funcionan estos productos?

Numerosos estudios y pruebas realizadas a la homeopatía han demostrado su ineficacia. En cualquier caso, muchos de estos productos son para enfermedades que no tienen una medicación concreta y que se superan sin necesidad de tomar medicinas, por ejemplo el catarro. Si se toma homeopatía para superar un catarro, tardará en curarse aproximadamente una semana, si no se toma nada, el catarro se curará por sí solo en unos siete días. A pesar de que no han demostrado curar ninguna enfermedad hay quien afirma que estos productos sí que le han aliviado alguna dolencia, debido al efecto placebo, el cual no tiene ninguna propiedad médica y se utiliza en los ensayos clínicos para probar la eficacia real de un medicamento. En un ensayo se da el medicamento a probar a un grupo, al grupo control se le da placebo, y a otro grupo no se le da nada. Si los resultados del primer grupo son iguales a los del placebo, el medicamento no funciona. Si el enfermo cree que le alivia es posible que lo haga aunque no sea una cura.

¿Son medicamentos?

A pesar de que estos productos no han demostrado su eficacia más lejos del efecto placebo, se distribuyen en farmacias, que se encuentran en una posición compleja, pues no distribuir estos productos sería «no cumplir la norma establecida, por no dispensar homeopatía pueden sancionarnos», explica el presidente del COF de León y añade que «no puede ser que un médico prescriba homeopatía y el farmacéutico se niegue a venderla porque está reconocida como medicamento». La labor de estas entidades, como el Ministerio de Sanidad es cumplir con la promesa hecha de eliminar la homeopatía de la farmacia, «cuando dejen de considerarla como medicamento la dejaremos de distribuir», afirma Javier Herradón.

La nueva ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, advirtió el daño que pueden causar estos productos cuando se sustituye la medicación real por ellos. El ministerio ha enviado a la Unión Europea un documento posicionándose en contra de la denominación de medicamento de estos productos. Sin embargo, no es suficiente para la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), quienes han escrito una carta abierta a la ministra firmada por casi 400 médicos y científicos pidiéndole que ponga remedio a este problema y alegando que «esto también se soluciona en España, haciendo cumplir la ley, creando leyes y protegiendo los derechos del enfermo y sus familias». Terminan la carta con tres problemas que la ministra puede solventar, uno de ellos en referencia a la homeopatía. «La necesidad de leyes o controles que eviten que algunos productos pseudocientíficos, como es el caso de la homeopatía, estén vendiéndose de forma libre en las farmacias españolas, a pesar de no tener ninguna eficacia y atentar contra los derechos de los enfermos. Máxime, teniendo en cuenta que Europa no obliga a España a que se pueda vender homeopatía en las farmacias, como se ha defendido falsamente por anteriores administraciones», finaliza la carta a la ministra.
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