Homenaje en el corazón de los Picos de Europa

El 25 de septiembre se realizó un doble homenaje al montañero y divulgador de las montañas leonesas, Santiago Morán Garrido, fallecido en fechas recientes

Vicente García
01/10/2021
 Actualizado a 01/10/2021
Grupo de montañeros que ascendieron al Collado Jermoso. | SANTIAGO DUEÑAS
Grupo de montañeros que ascendieron al Collado Jermoso. | SANTIAGO DUEÑAS
Dos actos tuvieron lugar para la realización del mencionado homenaje. Por un lado la lectura de la carta a Santiago de Ana Isabel Martínez en el refugio de Collado Jermoso por parte de Alba Dueñas, de 13 años, sobrina del fallecido y por la tarde en el mirador del Tombo un acto al que asistieron numerosos montañeros.

Para la ascensión al Collado Jermoso se utilizó la senda que desde Cordiñanes sube por la Rienda y por la canal de la Sotín, el Collado Solano va ascendiendo hacia el refugio. El descenso fue por el mismo camino. Este recorrido se puede ver en el regreso de la ruta https://www.lanuevacronica.com/subiendo-al-collado-jermoso.

Solamente una docena de montañeros lo hicieron, pues el día era desapacible con algunos momentos de lluvia fina y el suelo bastante mojado. En el breve acto que se realizó, Alba leyó el mismo texto que Ana Isabel Martínez de Paz leería en el acto siguiente.

Por la tarde en el mirador del Tombo se reunieron más montañeros, entre ellos numerosos miembros del Club Yordas y otros clubs haciendo de presentador del mismo Isidoro Rodríguez Cubillas, quien aludió a la representación municipal de este modo: «el alcalde de Posada de Valdeón me pide que le disculpe pues se encuentra de viaje lejos de León y le ha sido imposible acompañarnos, pero el Ayuntamiento está bien representado por Felipe Campo, primer teniente de alcalde y presidente de la Junta vecinal del Real Concejo de Valdeón». Isidoro a continuación glosó las virtudes montañeras de Santiago, y su apego a los Picos de esta manera: «Santiago estuvo, está y estará sólidamente unido a estas montañas por las que hoy estamos rodeados, las más elevadas y excelsas de cuantas pueblan nuestra orografía de las montañas leonesas». Hablo de muchas vivencias y que a pesar de su problema físico al andar no le impidió alcanzar las más altas y difíciles cumbres de los Picos: «caminó durante muchos años, semana tras semana y año tras año, por mil y un vericuetos, caminos imposibles, sendas olvidadas, canales pindias y comprometidas, llegando a muchas cumbres de ensueño: El Llambrión, el Torre Cerredo, o la Bermeja conocieron de su paso por sus puntos mas elevados, y a pesar de no ser escalador, se atrevió a subir, conmigo, a Torre Santa (1977) o al difícil Naranjo de Bulnes (1982)». También citó la maqueta de los Picos que elaboró, el mapa de cordales que editó a cargo de la Diputación y los libros en los que participó. «Con su compañero y amigo del alma, Ramón Lozano, publicó media docena de libros de montaña con nombres tan sugerentes para el montañero como: Mampodre: 40 rutas de montaña, El Cares, Sajambre: itinerarios de montaña, Lagos y Lagunas de Montaña en León y Montañas de León. En el año 2004, coincidiendo con la celebración del centenario de la primera escalada al Naranjo de Bulnes protagonizada por Pedro Pidal y Gregorio Pérez, el Cainejo, tuve la ocasión de escribir con Santiago y con Ramón el libro ‘Naranjo de Bulnes, el Cainejo y Caín’.Tras esta primera lectura Isidoro explicó: «Nuestra Federación de Montaña de Castilla y León se ha sumado a este acto, lo que agradecemos, y su presidente, Javier González Lázaro, nos va a dirigir unas palabras». El presidente de la Federación de Montaña leyó un texto en el que también hablaba de la figura de Santiago como un referente en la montaña leonesa, desde sus inicios, tanto en clubs como en la propia Federación con palabras como las que siguen: «Santiago Morán Garrido ha sido uno de los montañeros leoneses cuya labor desinteresada ha dejado huella a todos los que han querido adentrarse en los Picos de Europa.

Inició su andadura con la sección de montaña SLAC, que pronto comenzó a llamarse Collado Jermoso, de la que fue uno de sus fundadores, siendo también poco después un destacado miembro del club de montaña Yordas.

Fue estrecho colaborador de la Federación Leonesa de montaña siendo vocal en distintas secciones, pasando luego a colaborar con la Federación Castellano y Leonesa de montaña cuando ésta se constituyó, llevando durante un tiempo la gestión de los refugios». Además glosó las virtudes y trabajos de Santiago sobre todo en los Picos de Europa con la elaboración sobre todo de un mapa de cordales hoy agotado y que la Federación ha prometido reeditar.

Posteriormente Ana Martínez de Paz leyó la carta a Santiago que ya había leído Alba, de 13 años en el refugio de Collado Jermoso, un texto muy emotivo en el que habla en primera persona de su relación con Santiago diciendo entre otras cosas: «Con frecuencia, solíamos acudir a tu taller de zapatería, para que nos orientaras y nos ilustraras sobre algún recorrido por tus queridas montañas de los Picos de Europa. Era asombroso comprobar cómo habías recuperado del olvido y le habías devuelto para siempre la identidad a senderos, sedos y armaduras, que habías atesorado con toda meticulosidad después de tus infatigables jornadas de montaña en compañía de los guardas y pastores que mejor conocían cada rincón de estos espléndidos y misteriosos macizos». Y nadie mejor para hablar de los Picos de Europa y sus misterios que Santiago quien conocía como nadie estos lugares con las que se encuentra íntimamente unido, y sobre todo en las montañas la amistad que se lleva entre quienes caminan por valles y llanos, ascienden cumbres y conocen lugares tan agrestes y maravillosos como esos en los que gustaba perderse Santiago, como Ana comenta en su carta: «Amigo de tus amigos, amante de tu familia, donante de vida.

Querido amigo, los que hemos tenido la suerte de compartir tantas vivencias contigo queremos seguir encontrándote en tus rincones favoritos: al abrigo de las laderas, en tu querido pueblo de Caín, en aquella cima solitaria, perdiéndote en la espesura de los bosques y en el frescor de las praderas.

Santiago, sin tú saberlo, te hemos hecho inmortal porque tienes un lugar de honor en nuestros pensamientos y en nuestro corazón».

Tras la lectura de la carta hubo un breve coloquio que la lluvia, que comenzó a caer entonces, interrumpió.
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