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Homenaje a nuestros mayores

24/03/2020
 Actualizado a 24/03/2020
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En Grecia cuando había una celebración pública de cualquier categoría los niños, jóvenes y adultos, no ancianos, se mostraban con respeto ante sus mayores, tanto en privado como en público, sobre todo cuando había una celebración especial y se les ofrecía el asiento preferente porque se les reconocía como pilares de la sociedad que habían contribuido a edificar y consolidar.

La diferencia con la sociedad en que vivimos, opulenta, adoradora del ocio, desprovista, a veces, de valores firmes, llena de signos económicos, sobreinformada, abrumada por los vendedores de programas frívolos y poco ejemplares y manipulada por los amantes del urnicidio continuo, es que, ante la debacle política y administrativa, se pone el foco en que en esta ‘guerra bacteriológica’ hay que priorizar las asistencias por ‘esperanza de vida’, como si todo lo que han embolsado las haciendas públicas se hubiera esfumado y no se hubiera invertido en una previsión sanitaria adecuada.

Hablando en roman paladino, a los mayores de 80 años ante una ‘emergencia grave de recursos’ no se les debe aplicar las medidas de urgencia como es la asistencia de intubación y ventilación adecuadas y sí priorizar priorizar a los más jóvenes porque tienen más ventajas vitales. La eutanasia al poder y… la paradoja irresponsable se adueña de esta sociedad sin valores.

Los mayores que han contribuido con su trabajo, su vida difícil y procelosa, contribuyentes natos, en lugar de recibir una atención adecuada se ven apartados, aislados y dejados a su suerte porque pertenecen a esa parte de la pirámide poblacional que se considera como un deshecho. Amor, cercanía, caridad y compañía, todo al carajo en aras de procedimientos economicistas e irresponsasbles.

En estos momentos en que se están criticando ciertas actitudes, nadie incide en la cantidad de dinero que se ha ‘distraído’ a los españoles en corrupciones y gastos desorbitados de esta Administración dividida en reinecitos y a la que ha contribuido este sector de la población a la que le debemos cariño, admiración y cuidados, tanto ahora como en sus residencias y domicilios habituales.

Por cierto, ¿nadie se dio cuenta de la situación de los mayores ? ¿O ya se comenzó a aplicar el código de priorización que se ha propuesto ante el disloque sanitario que se está barruntando?

Lamentablemente esta sociedad del ocio, del dios televisivo, los políticos raros y los especuladores del miedo y la ignomia, debe recomponer sus estructuras, teorías y políticas poco adecuadas y debe hacerlo de forma racional , eficaz y contundente.

Este aldabonazo a la Humanidad es una advertencia a la disipación, la soberbia y el abuso de todo tipo que las organizaciones ejercen abandonando el bien público que debe ser el norte y guía para hacer factible la vida ciudadana.

El virus parece ser que se ha convertido en árbitro que advierte de lo que puede venir en futuros tiempos porque es probable que hemos tensado mucho las cuerdas de nuestro disfrute y el abuso de una Naturaleza maltratada.
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