Historias con telarañas

15/01/2016
 Actualizado a 09/09/2019
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Los viejos lugares conservan guardada la historia entre telarañas. Mira esta antigua sede de un edificio minero, cómo fue apoyando contra la pared a aquellos personajes que antes presidieron el lugar por imperativo legal. Ahí duermen el olvido de la historia los un día todopoderosos José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco, pasto del polvo y el olvido.

Recuerdo otro reportaje anterior, en una escuela rural cerrada y donde la ahorradora maestra que allí había dado clase durante cuarenta años cumplió con la ley con el mínimo gasto posible. El Rey de entonces, hoy emérito y cazador, presidía el lugar pero al descolgarlo se descubría que había aprovechado el marco del anterior cuadro y Franco vigilaba desde la sombra las espaldas de su sucesor, aquel que él mismo nombró heredero.

Hay otra anécdota antigua y curiosa referida a estos dos de la foto. Es del recordado cómico Rambal, quien aparecía en escena en el inicio de una obra de teatro. Estaba ambientada en una escuela, una mujer acababa de barrer, de colocar los mapas en la pared y libros en las estantería para empezar el curso. Contra una pared estaban apoyados para ser colocados los cuadros de Primo de Rivera y Franco. El cómico miraba a la mujer y preguntaba:

– A ver, ¿pero estos dos no tenían que estar ya colgados?

Y no se sabe más. Entonces entró la Policía y se llevaron al cómico.
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