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Hipocresía intensiva

10/01/2022
 Actualizado a 10/01/2022
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El ministro de Consumo, además de demostrar la inutilidad que supone tener un ministerio dedicado exclusivamente a esta materia con un presupuesto de 60 millones y de perjudicar a un sector productivo cada vez que abre la boca, es una piedra en el zapato de la pierna socialista del gobierno. Y el hecho de que nadie en el consejo de ministros salga nunca en su defensa es la muestra de que el barco afortunada y al mismo tiempo desgraciadamente para nuestra España hace aguas desde hace tiempo.

Es muy comunista todo aquello de restringir y prohibir, de eso no tenga ninguna duda, como es su obsesión por empobrecer a la gente y si no mire los ejemplos que por desdicha están repartidos por todo el mundo; pero lo de esta gente, obsesionada con lo que se come, es algo preocupante desde hace tiempo. Y si no ¿por qué tanta insistencia con el tema de la carne, el azúcar o los dulces? Dejen que cada uno en su casa coma lo que le apetezca o pueda comprar y preocúpense porque todo el mundo pueda comprar un jamón ibérico y no pongan trabas a quienes están creando riqueza.

Claro, que eso de lograr que todo el mundo gane más y viva mejor es poco comunista, no me daba cuenta… Y amparados en las razones de ecología, el respeto al medio ambiente, la contaminación y todas esas películas que le cuentan cada vez que pretenden que se rasque un poco más el bolsillo o que se sienta culpable de que el mundo está cambiando porque siempre ha estado cambiando, le cuelan el mensaje.

En León, como en otros muchos puntos de España, tenemos una carne excepcional a pesar de todas las trabas burocráticas a las que se enfrentan los ganaderos día tras día por culpa de unos tipos que jamás han visto un cerdo, un lechazo o una ternera no siendo en el plato pero legislan, prohíben y sancionan desde la comodidad del despacho.

Y también es lo que hacen muchos ecologistas de salón que predican aquello de «haz lo que yo digo pero no hagas lo que yo hago», que por lo general prefieren un chuletón a una ensalada pero dan a entender justo lo contrario porque la hipocresía es tan intensiva como la ganadería que critican.
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