'Hilvanando versos menudos'

Hace unos días llegaba a mis manos un poemario con el título 'Hilvanando versos menudos' de Teresa Mata Sierra (Ilustraciones de Fernando Noriega. Eolas ediciones, 2021). La autora, metida en el túnel del tiempo, regresa a la niñez. Es un viaje a la mente de los «menudos», vocablo que ha elegido para denominar a los que se desde la infancia, la inocencia y el candor, observan lo que les rodea de un modo especial. Probablemente sorprenda que al lado de sus trabajos jurídicos haya encontrado hueco para volverse a poner en la perspectiva de los más pequeños. Al lado de la ciencia y la técnica, ha sabido añadir su componente artístico.

No es de extrañar que estos treinta poemas se distribuyan en tres grandes bloques: la naturaleza mágica; el mundo animal que adopta imágenes creadas y recreadas en la mente de esos menudos; y, por último, la infancia misma. La lectura y relectura de la calma mágica de la naturaleza nos pone en marcha en ese viaje a la niñez; a la niñez que unos viven en su actual mundo y a la niñez de los adultos que en la lejanía del pasado reverdecen los recuerdos de cuando los años se cuentan tan solo con los dedos de las manos. Tenemos unos versos creados en la recreación. Y así, la metáfora divertida brota por medio de las ocurrentes y sorprendentes palabras que sólo pueden surgir de los latidos del corazón de los peques.

Toda poesía debe tener la capacidad de sorprender y emocionar, de conducir al lector con su cadencia y, siguiendo el primer vocablo del título del libro: hilvanar la palabra precisa de la mente cristalina de los pequeños; de las formas de la naturaleza que asemejan lo que sus mentes les cuentan; de encontrar en el reino animal el encanto de los seres vivos; y de encontrar en la naturaleza un envolver de seda y terciopelo que circunda los años, las experiencias, los juegos, las canciones, los sentires de los que tienen una corta edad, menuda, que diría la autora. Las cosas de los niños, por lo pequeñas, son grandes y sublimes.  Ahí es donde estos versos, en contacto directo, sin transposición alguna, llegan a la sensibilidad de los menudos. Y metiendo a los adultos en un viaje a los años de su infancia les hace revivir los borrosos recuerdos del tiempo que se fue y que regresa en forma del latido insistente. Al adulto lo conduce a un reencuentro del edificar del ser, en lo más importante: los cimientos.

En ese doble enfoque es donde está el punto de encuentro entre pequeños y grandes. Los primeros, viéndose impactados con lo que están sintiendo, viendo, percibiendo y creyendo; el vivir en «su mundo». Los segundos, refugiándose en el tiempo pasado y feliz que al recuerdo les trae fiestas, juegos, la vida toda, que poco a poco se ha ido dejando atrás. Ese es el valor, la valía y la valentía de asomarse a la poesía infantil; la que estimula la fantasía de los que viven en ella y de los que la reverdecen; la poesía infantil que genera el beneficio emocional; la poesía infantil que, al paladar del adulto, le hace reencontrarse con el tesoro de su niñez; un tesoro que sólo estaba adormecido, oculto tras los muros de la vida con frecuencia árida de los mayores que pierden recuerdos al mismo ritmo que los añoran y recuperan cuando se dejan envolver por palabras entrelazadas de tiempos felices y que ahora escalan a la mente traspasada por preocupaciones y cautelas de la madurez. Con razón termina el último poema diciéndonos, quizás contándonos, su necesidad: «escribo, escribo y escribo…/ porque si no, no vivo».

De lo que la autora nos cuenta, y con acierto nos embelesa, toma fuerza el menudo, pero, sobre todo, encandila a los mayores que saboreamos, desgranamos aquellos tiempos de naturaleza, animales, juegos, canciones, números e inocencias. Un buen tapiz que se ve completado con las ilustraciones de Fernando Noriega. Un entrelazado que merece la pena degustar; en él, recuerdos, pensamientos y fantasías se unen para luego volar.

Teresa Mata firmará ejemplares de su libro ‘Hilvanando versos menudos’ este viernes de 12:30 a 13:30 h. en la Librería Universitaria