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Hijos de la tierra

30/09/2020
 Actualizado a 30/09/2020
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Non sabedes nada da nostra terra e o seus problemas», dijo una profesora de la Universidad de Santiago de Compostela hace unos años a los compañeros de clase de un buen amigo. El reproche vino a cuento de un trabajo que este presentó sobre la economía del carbón en la provincia leonesa. La exposición del mismo transcurrió ante la atenta escucha del resto de una clase en la que en su mayoría eran gallegos. Pocos sabían que en la propia Galicia había cuencas que fueron mineras y que entonces ya veían agonizar el modo de vida que había primado en ellas durante las últimas décadas.

«Non sabedes nada da nostra terra e o seus problemas», me podría haber dicho Noemí Sabugal al contemplar mi cara de satisfacción al acabar de leer su libro ‘Hijos del carbón’. En efecto, no sabía nada de mi tierra y de los problemas de una parte importante de la misma hasta que la acompañé en un libro que podría ser de viajes pero que también es ensayo y que además tiene algo de novela, la de su propia familia. Una, que es de la Vega del Esla, lo más cerca que había estado de la minería en esta vida ha sido al pasar por los chalés que en el sur de León compraron los mineros de Asturias retirados. «Demasiado jóvenes para que llevasen ese calificativo que compartían con mi abuelo», pensaba yo siendo una niña. Rara es también la carpanta colectiva en la que alguno no se haya acordado de entonar el Santa Bárbara Bendita cuando más truena con una docena de cubatas atravesados en el gaznate. No cuenta como contacto con el carbón aquella vez que un político vino a Valdevimbre a dar un canutazo en plena campaña electoral para prometer sobre el futuro de la minería. No sé si su asesor confundió las bodegas con alguno de esos pozos negros que tanto prometieron a León y a los que la escritora Noemí Sabugal hace un buen repaso para que quienes vivan en zonas mineras no olviden de dónde vienen. También para que quienes vivimos fuera de ellas pongamos en orden la historia.

«Non sabedes nada da nostra terra e o seus problemas» y por eso hay que leer a Noemí. Cada miembro de la Mesa por el Futuro de León debería hacerlo. Al final todos somos un poco hijos del carbón, como lo somos del cupo lácteo, de la ganadería extensiva, de la escuela que cerró, del médico que no volvió...


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